miércoles, 4 de noviembre de 2015

Implementación de la planificación estratégica en la gestión cultural





 Implementación de la planificación estratégica en la gestión cultural
Carzolio M. Belén, Licenciada  en Artes Plásticas (UNLP), estudiante de Gestión Cultural (ISFDyT#8)
Miloslavsky Camila, Fotógrafa, estudiante de Gestión Cultural (ISFDyT#8)



Resumen

El presente trabajo surge a partir de las prácticas pre profesionales de la carrera en Gestión Cultural realizadas en el El Hormiguero, espacio cultural de la ciudad de La Plata.
Tras haber concurrido frecuentemente al lugar, se realiza un estudio cualitativo,  mediante entrevistas formales, charlas informales y observación estructurada, se recabó un conjunto de datos e información acerca de la gestión de este centro cultural.
Destacamos, a fin de poner en debate y abrir posibles discusiones, la cuestión relacionada a la falta de planificación estratégica dentro de la organización, retomando siempre la voz de  sus creadoras y gestoras.  Nos propusimos reflexionar acerca de la importancia de formalizar las prácticas de planificación estratégica a fin de desarrollar objetivos claros, que se puedan llevar a cabo de acuerdo a los recursos y medios con los que se cuenta. El objetivo final es repensar las herramientas que utiliza y qué características tiene  la organización de un espacio cultural  autogestivo.
Si en el mundo empresarial la planificación estratégica es una herramienta clave a la hora de gestionar, ¿por qué suele ser menospreciada cuando nos referimos al uso de la misma en la gestión de la cultura?. A partir de este interrogante, nos propusimos reflexionar acerca de la importancia de formalizar las prácticas de planificación estratégica a fin de desarrollar objetivos claros, que se puedan llevar a cabo de manera eficaz.





Introducción

En el mundo empresarial es innegable la importancia que le dan los economistas a la planificación de las organizaciones.  Tal como lo define el economista chileno Carlos Matus “Planificar significa pensar antes de actuar, pensar con método, de manera sistemática; explicar posibilidades y analizar sus ventajas y desventajas, proponerse objetivos, proyectarse hacia el futuro”.
Según el sociólogo argentino Ezequiel  Ander-Egg. la planificación nos permite introducir racionalidad en la acción para alcanzar metas aún cuando los recursos son escasos (Ander-Egg, 1993:28).
Vemos aquí la planificación como una herramienta que podríamos considerar indispensable, sin embargo Pablo Navajo, autor del libro "Planificación estratégica en entidades no lucrativas",
propone considerar a  la planificación como un sistema que permite anticiparse a las crisis y determinar los instrumentos para hacerles frente, que requiere cierta información y que se debe adaptar a cada proyecto, pero que no resuelve todo.
Ahora bien. en el campo de la cultura la planificación parece no tener ese mismo rol esencial a la hora de gestionar. En la Argentina, se han realizado distintos encuentros de Gestores Culturales independientes, con el fin de analizar esta y otras problemáticas en el ámbito de la cultura. Un ejemplo es el Encuentro de Gestiones Autónomas de Artes Visuales Contemporáneas realizado en la ciudad de Córdoba en el año 2011, en el que  se llevaron a cabo debates de la realidad de las gestiones a nivel provincial, nacional e internacional, dentro de este marco el gestor cultural Javier El Vázquez, director de SiTA (Sitios Tangentes) de la ciudad de San Miguel de Tucumán, expresa en torno a la planificación “...es importante tener en cuenta que uno no puede atarse a una visión porque los tiempos están en permanente cambio y la coyuntura está en permanente cambio; pero el tenerla te posiciona hacia un estado futuro de deseo muy concreto”(EGA;2011)
 Teniendo en cuenta la particularidad variable de los espacios culturales dados por su entorno y sus actividades dinámicas,  la planificación estratégica responde a la necesidad de afrontar objetivos complejos en entornos cambiantes.
Albert de Gregorio considera la planificación estratégica como la toma de decisiones sobre cómo la organización se relaciona con su entorno y garantiza su supervivencia, viabilidad y crecimiento. “Así en la planificación clásica, los objetivos son claros, internos y cuantitativos. En la planificación estratégica los objetivos son plurales y complejos porque responden a necesidades heterogéneas, incluso conflictivas, y porque deben adaptarse a un entorno cambiante. Los objetivos de la  planificación deben ser negociados y la naturaleza de su evaluación acostumbra a ser cualitativa”.
 En la actualidad es notable la emergente cantidad de centros culturales en la ciudad de La Plata. En su mayoría estos espacios son autogestionados, es decir que son autosustentables y no reciben subsidios del estado ni de empresas privadas, lo que implica que muchas veces quienes llevan a cabo el proyecto realizan más de una función o rol en el mismo. Por otra parte,  la falta de  profesionalización en el área de la  gestión cultural y el sobrecargo de roles generalmente trae implícita la práctica de  comunicaciones orales e informales sin registro escrito.
Nos proponemos entonces a partir del caso concreto del Hormiguero, espacio cultural, de la ciudad de La Plata , investigar cómo es gestionado y  poder reflexionar acerca de la  importancia de  implementar estrategias de  planificación en las organizaciones culturales.


Metodología

El planteo de la implementación de la planificación surge a partir de las prácticas realizadas en El Hormiguero Cultural.  Este trabajo, de índole cualitativo, se llevó a cabo a partir de entrevistas y observación estructurada,  de donde se pudo obtener información concreta que prueba la falta de planificación estratégica, entre otros aspectos. Teniendo en cuenta que la fuente de las entrevistas sólo representa la versión y la opinión subjetiva de las personas que conducen este espacio, se implementó la observación estructurada, guiada por el plan de acción de prácticas con el fin de obtener registros audiovisuales, y por último se empleó el uso de archivo (información de blog, archivo de fotos, invitaciones a exposiciones o muestras de fin de año de los alumnos). Se logró conocer la institución desde nuestra experiencia y en simultáneo desde el relato de sus actores.
El Hormiguero, nuestro objeto de estudio, es un espacio cultural conducido y gestionado por Josefina López Muro y Micaela Trucco, quienes fueron las dos personas entrevistadas, ya que representan íntegramente la identidad del lugar. Para abordar la metodología, al trabajo de campo se le asignó un dia semanal rotativo, de manera de poder acercarnos al espacio en diferentes oportunidades para conocer todas las propuestas, los diferentes talleres y profesores, y poder comprender su dinámica total.




Análisis

Definir los objetivos, a corto y largo plazo, tener reuniones frecuentes con charlas formales, registrando temario y proyectos, por ejemplo, son cuestiones que no están presentes dentro de la gestión de El Hormiguero, espacio cultural.
En palabras de Josefina y Micaela: “Hacemos balances en cuanto a las cuentas, pero en lo que es planificación no(…) no lo hacemos de forma ordenada( ..)  Hay dos momentos, a principio de año, siempre tenemos más tiempo para planificar un poco, tenemos en cuenta el año anterior(…) Si no se va viendo, evento a evento, clase a clase, no se puede planificar a largo plazo, se va viendo… lo hablamos y lo hacemos de común acuerdo”
Planificar estratégicamente, implica diagnosticar, analizar, reflexionar y tomar de decisiones colectivas, para definir el plan de acción. La misión del espacio se mantiene, quizá es lo que se vuelve a repasar en cada balance, pero la metodología implica, a veces, un cambio de visión, como ya explicaba Javier El Vázquez. Albert de Gregorio Prieto explica que “la planificación intenta adaptarse a la evolución del entorno. Una característica importante de los planes estratégicos de cultura es que no son documentos estáticos e inamovibles, sino que cambian a medida que las necesidades culturales cambian. Así, la planificación estratégica de cultura es una actitud”.
Sin embargo, los autores no acuerdan en que  la planificación no deba realizarse de manera formal y exhaustiva pese a su condición variable en el tiempo. Y que de hecho, hacerla  por escrito sirve como disparador de futuros balances, ordena la información y crea un documento de consulta y referencia.  Tener este tipo de registros es clave para futuras planificaciones. 

Otras veces, la falta de planificación dificulta la resolución de problemas y genera nuevos conflictos, perdiendo oportunidades importantes para el desarrollo de las actividades del espacio:
"Tenemos un blog, que esta totalmente desactualizado, porque somos dos, si tuviéramos un encargado de la comunicación estaría actualizado, pero como ninguna de las dos es "la encargada" de eso nada más.. pero bueno... a veces se nos pasa la fecha para mandar a la radio, o como hacer las imágenes... es que básicamente no somos una empresa somos artista [...], no por eso no creemos en lo que hacemos, ni vamos a hacer todo a medias, lo hacemos lo mejor que podemos, no por eso tenés que arreglarte con cualquier cosa y tener la cosas atadas con alambre" (Josefina)
Pablo Navajo afirma que una gestión adecuada, facilita que las organizaciones sean capaces de lograr los recursos oportunos ante cualquier imprevisto, evitando que las acciones que se realicen sean dictadas por la presión de las circunstancias o del tiempo y resulten precipitadas.
Ser una organización dedicada al arte y la cultura, no significa por lo tanto, ser una organización sin objetivos claros, sin estrategias de comunicación interna y externa, que sepa administrar sus recursos eficazmente aún cuando éstos sean escasos.

 
Conclusión  / Discusión
Como se propuso al principio de la ponencia, los objetivos perseguidos son los de analizar las prácticas  de El Hormiguero, espacio cultural, para poder reflexionar a partir de esta experiencia sobre la importancia de construir estrategias de planificación adecuadas para llevar adelante la gestión de centros culturales autogestionados.
               El fin del presente trabajo intenta aportar elementos teóricos para el ordenamiento de las acciones de los centros culturales, con el propósito de garantizar resultados óptimos en caso de implementar en su gestión la planificación estratégica.
Retomando el relato de las gestoras del espacio cultural El hormiguero, supimos que no dan lugar a una planificación rigurosa por escrito en su organización, sin embargo planifican de manera informal, como una tarea cotidiana que la realiza cualquier persona para sus quehaceres diarios. Pero, ¿por que es necesario planificar estratégicamente en los espacios culturales? Ander-egg responde “ la planificación suministra un marco que, como referencia direccional, proporciona un horizonte que orienta y predetermina un conjunto de acciones y criterios operacionales que: suponen un conocimiento de la realidad sobre la que se va a actuar, expresada en un diagnóstico; procura incidir en el curso de ciertos acontecimientos con el fin de que se cambie una “situación inicial” por otra llamada “situación objetivo” (a la que se quiere llegar). Sienta las bases para una toma racional de decisiones (resolución de preferencias alternativas) que se traducen en una serie de actividades que procuran alcanzar determinadas metas y objetivos”.
El hormiguero, como tantos otros espacios, funciona de manera autogestionada a cargo de,tan solo, dos personas, y dividir las tareas sin una planificación les resulta ineficaz para cubrir las necesidades de la organización y cumplir sus objetivos. Desde su propio discurso, las gestoras se diferencian de una empresa para justificar sus fallas en la acción. Es aquí donde nos preguntamos, ¿es acaso la comunicación formal dentro de una organización tan importante como la comunicación informal?, ¿es importante que se utilicen herramientas como la planificación estratégica sin discriminar el tipo de institución a la que se aplique? Consideramos que si, que es de carácter fundamental incorporar estas herramientas a la gestión de cualquier tipo de organización. La formalidad no hace de un centro autogestivo una empresa, porque no esta relacionada con la verticalidad o la regla, sino con pautas de ordenamiento de la información y la acción. No se pierde la misión del espacio, sino que se aclara y se orientan los diferentes objetivos de corto o mediano plazo a la visión del momento, ajustados a los recursos y medios con los que se cuente, reconociendo sus debilidades, convirtiéndolas,  con la praxis misma,  en oportunidades y fortalezas.
A modo de reflexión final nos preguntamos ¿ Es posible adecuar a la cultura organizacional de El Hormiguero la implementación de la planificación? ¿Cómo modificaría esto a las prácticas del lugar? ¿ es posible implementar con éxito la teoría sobre la práctica para lograr resultados enriquecedores en la acción?

Bibliografía

EGA, Encuentro de Gestiones Autónomas de Artes Visuales Contemporáneas:: Córdoba 2011. Jorge Sepúlveda T. e Ilze Petroni(editores). Gráfica Integral, 2013.
Introducción a la Gestión estratégica. Albert de Gregorio Prieto. Universitat de Barcelona Virtual, 2003.
Introducción a la Planificación estratégica. Ezequiel Ander-Egg. Editorial Lumen Humanitas, 2007.
Los planes estratégicos de cultura, recursos de desarrollo cultural territorial. Albert de Gregorio, 2012.
Planificación estratégica en entidades no lucrativas. Pablo Navajo. Narcea, S.A. de Ediciones, 2009.
Planificar para gobernar: El Método PES. Entrevista a Carlos Matus.Pablo Huertas B. CiGob, 2006.


La relación Cultura-Estado-Sociedad desde los 90 hasta hoy en Argentina



El presente trabajo fue presentado para la aprobación de la materia Estado y Sociedad, de la Tecnicatura Superior en Gestión Cultural.
 Realizado de manera conjunta con la artista plástica Belén Carzolio


La relación Cultura-Estado-Sociedad desde los 90 hasta hoy en Argentina

Considerando la historia como un proceso dinámico, motorizado por distintas fuerzas (una dominante y otra dominada) que entran en conflicto, en el siguiente trabajo nos proponemos, analizar el proceso socio-cultural que ha atravesado la Argentina desde los años 90 hasta la actualidad. En qué medida las políticas estatales afectaron las estructuras socio-culturales y cómo las mismas lograron abrirse caminos buscando alternativas de resistencia, que terminaron produciendo un vuelco del Estado en favor de las expresiones populares, para poder sostener las instituciones.
            Según palabras de Ana Wortman, durante la década del 90 se pudo observar una pérdida de entidades colectivas fuertes, sobre todo en la política y en el mundo del trabajo. Este fenómeno se vio acompañado de la emergencia de nuevos universos simbólicos y nuevos modos de forjar las trayectorias sociales. Se estableció un imaginario social donde la individualidad y la flexibilidad de adaptarse a nuevos escenarios sin profundizar demasiado, así como el éxito económico se convirtieron  en pilares culturales dominantes.
El neoliberalismo no captó los intereses culturales de los grupos subalternos, ni de los intereses de la cultura de masas. Las políticas implementadas durante el menemismo, como la dolarización y la privatización de empresas estatales, fueron respaldadas por políticas culturales que fomentaban la globalización y el intercambio desigual con otras culturas. Se impone una cultura de consumo abierta a nuevas formas, que intentan fusionarse con la autóctona. Cabe señalar que históricamente, la Argentina, ha sido una tierra cosmopolita, cuya cultura es tan amplia como diversa a lo largo y ancho del territorio. Sin embargo, la característica principal de los 90 fue la adquisición de costumbres y formas de comportamiento de culturas hegemónicas de los países del llamado primer mundo de manera acrítica e irreflexiva, por gran cantidad de la población, en especial las clases medias, a través de la influencia de los medios masivos de comunicación. El auge de la televisión por cable abrió el abanico a grandes cadenas internacionales que presentaron sus programaciones disponibles las 24 hs. del día. La cultura hegemónica se colaba en la vida cotidiana sin esfuerzo, desde el sillón de los hogares argentinos.
Por otro lado, es notable el abandono de escuelas públicas por parte de los gobiernos de los 90, sumado a las privatizaciones, que dejaban varios trabajadores sin empleo. Es así que se puede ver un quiebre en la identidad Argentina por el cambio de su dinámica cultural al recibir tantos golpes. Escuelas deficientes, desempleo y gran consumo de productos extranjeros empiezan a ser los ingredientes de la nueva cultura, que indudablemente el mismo gobierno fomenta con su “no accionar”.
En este nuevo entramado social, se reorganizan las clases sociales, con lo que llamamos “nuevos pobres”, constituidos por una antigua clase media empobrecida y venida a menos; y en contraposición, una nueva clase media, aburguesada, con nuevas formas de consumo, que se erigen como modelo cultural hacia el resto de la sociedad.
El neoliberalismo abre las puertas del país a cualquier tipo de producto extranjero, pero el perfil que se mantiene en las clases altas de la sociedad sigue persiguiendo la tendencia norteamericana sin abandonar la dependencia a las grandes potencias europeas. El valor de la cultura sigue siendo para un vasto grupo social, un concepto relacionado a lo estético ordenado con los valores clásicos (asociados a las antiguas burguesías del s.XIX).
En Argentina, el acceso a los bienes culturales constituye la formación ciudadana, que recíprocamente define a las distintas clases sociales y se define en ellas.
A fines de los 90, algunos sectores sociales comenzaron a identificarse con el imaginario cultural de resistencia y con mayor visibilidad a partir de la crisis financiera del  2001, que puso de relieve el fracaso de las políticas de convertibilidad. Para contrarrestar la fuga de capitales, el ministro de economía Domingo Felipe Cavallo introdujo restricciones a la extracción de depósitos cambiarios. El llamado “Corralito” produjo indignación en las clases medias que perdieron sus ahorros y tuvieron que empezar de nuevo, generando también una gran crisis política e institucional. La reacción popular fue masiva, y el 19 y 20 de diciembre de ese año, la gente salió a las calles en protestas multitudinarias, entre saqueos y cacerolazos, se decretó el estado de sitio y el presidente Fernando De la Rúa renunció a su cargo.
En este contexto, comienzan a surgir pequeños movimientos sociales que poco a poco adquieren mayor visibilidad, cooperativas de trabajo, asociaciones civiles, y agentes de cultura comunitaria, que se constituyen como nuevos espacios de participación social autogestionada. Éstos promueven diferentes estrategias que refuerzan el vínculo social y buscan revalorizar el capital cultural acumulado.
La sociedad organizada empieza a ocupar el espacio público, a través de nuevas y novedosas prácticas culturales. Wortman, define a la forma de organización de estos nuevos centros como empresas sociales, ya que se trata de organizaciones horizontales, sin jerarquías, que muchas veces funcionan como cooperativas de trabajo.
Podemos observar que si el paradigma de los 90 era el individualismo y la acumulación de capital, en los años posteriores a la crisis este da un giro hacia la cooperación para salir adelante, la solidaridad y el trabajo en equipo. Es decir que,  muchas veces, ante los problemas  económicos que enfrenta una nación,  los capitales culturales se resignifican y abren nuevas soluciones para enfrentar la crisis.Es notable como la cultura argentina siempre estuvo permeada por la politica, a la vez que la politica siempre penetra en la cultura determinando sus formas.
También surge, a través de la experiencia colectiva, el intercambio cultural. Las agrupaciones barriales, invitan a la participación de diferentes sectores sociales, y se encuentran también con el arribo a los centros urbanos de personas del interior del país y de países limítrofes a la búsqueda de una mejor calidad de vida en la ciudad.
Estos nuevos fenómenos, se podrían corresponder con el concepto de fuerzas instituyentes de Pierre Bourdieu, ya que intentan romper con estructuras de la tradición dominante. Los acontecimientos socio-históricos hacen que los habitus de la clase media entren en crisis, ya que los actos y pensamientos que antes los identificaban comienzan a desmoronarse. Es así que estas nuevas fuerzas entrarán en conflicto con las institucionalizadas, que pretenden preservar el campo de poder.
Cora Escolar, define al poder legítimo como el que le corresponde a una forma de organización económico-social dominante, que establece la organización de la realidad social, y es en sí misma una organización de relaciones de poder, ya que distribuye la organización jerárquicamente. Este grupo dominante - en este caso el grupo dirigente del Neoliberalismo y las clases altas - comprende lo instituido, ya que la institución permite la identificación de sus miembros con ciertos objetivos o metas - en este caso el interés económico por sobre el interés social -, y este mecanismo oculta en sí mismo una distribución desigual del poder.
Para que una fuerza o poder sea institución, debe ser legitimada por el resto de la sociedad. Se trata de un reconocimiento que se establece entre las dos partes que no tiene que ver con estar de acuerdo, la institución no es un ente aparte, tiene relación con lo social, de hecho lo social lo define, lo constituye.
En esta instancia representa lo instituyente la creciente organización social, la resignificación de la cultura y el resultado híbrido de los múltiples productos y consumos culturales que mezclan lo nacional y lo extranjero.
Lo instituyente surge a partir de lo instituido, ya que donde hay poder (desigual) hay resistencia. En este momento histórico de la sociedad argentina, la fuerza instituyente es aquella que alcanza un poder organizativo que le permite modificar lo instituido, a través de varios procesos sociales, aunque sin estar instituida.
   La cultura esta en constante movimiento, se redefine en relación a los aspectos políticos, económicos y sociales de cada época. A partir de los 90 y hasta comienzos del 2000, las clases medias bajas y las clases bajas van a generar una nueva tendencia que tiene que ver con la creación de una identidad propia, colectivos de artistas y/o trabajadores en busca de un objetivo común, en contraposición a lo instituido y sus bases de desempleo y desintegración social. Sin embargo, la clase media alta emergente encuentra su máxima expresión de cultura en viajes al exterior y un estilo de vida de opulencia guiado por tendencias norteamericanas (por ejemplo viajes a disney, o compra de productos extranjeros - gracias a la devaluación de la moneda, y la política del “uno a uno”).
Respecto al Estado, representado en la forma institucional de los gobiernos de turno, identificados con el Neoliberalismo, notablemente se puede ver una tendencia economicista en favor del intercambio y el enriquecimiento de la clase dominante a costa del vaciamiento  de las instituciones nacionales (empresas, escuelas, y hasta la identidad y cultura misma).
En los años recientes, podemos ver que estos espacios culturales nacidos desde el interior de la sociedad han logrado mantenerse y posicionarse como pilares de la escena cultural argentina. Son el ejemplo de una cultura popular viva, que respira, que avanza, que se resignifica, en contraste con muchas instituciones culturales estatales que parecen depósitos de obras de arte muertas.
Muchas veces notamos que, el Estado, viendo la gran repercusión que tienen estos nuevos centros culturales autogestionados, intenta involucrarse en los mismos a través de subsidios o ayudas económicas.  Si bien es importante que las instituciones públicas apoyen y fomenten las actividades culturales, nos cuestionamos si al intervenir en proyectos que nacieron como propuestas independientes desde el seno de la comunidad, no están en realidad intentando institucionalizar un fenómeno que surge originalmente como una alternativa a lo instituido.
Considerando evidente la imposibilidad de gobernar en nombre de una sola clase, el Estado tiene la necesidad de incorporar intereses de clases subalternas, como también intereses interclasistas, nacionales e internacionales.
Las clases subalternas, en este caso referidas a los espacios autogestivos de la cultura, ejercen formas de lucha que han penetrado los aparatos estatales.
Desde Gramsci, podemos hacer una lectura del consenso, en relación a que determinado grupo social logra articular bajo su dirección a otros grupos sociales mediante la construcción de la voluntad colectiva, en la cual se traducen sus intereses corporativos (un poco sacrificados) en intereses universales. Dentro del terreno de las representaciones simbólicas, es donde actúa la ideología, pero el símbolo esta presente en cualquier espacio social (comunicaciones, vestimenta, usos y costumbres, etc).
El poder hegemónico se logra cuando los intereses de los grupos subalternos pueden ser naturalizados, evitando el desarrollo de sus reivindicaciones específicas (transformismo) o bien, ser articulados, promoviendo su total expansión hasta la solución final de las contradicciones que expresan.
En una sociedad de clases, la acción hegemónica está limitada por los intereses históricos de las clases dominantes. En el caso particular de la historia argentina, podemos dilucidar, que los intereses de las clases dominantes siempre estuvieron lejos de ser la representación de la mayoría popular, aunque se crea lo contrario a grandes rasgos. Proponer, por ejemplo,  una fecha patria para la realización de un acto de masiva convocatoria en una plaza o en una calle particular, no está respondiendo a la necesidad del pueblo de venerar esa fecha con datos históricos y orgullo, sino que responde a la misma campaña política de (auto)legitimar sus decisiones y convocar gente (dejando de lado el día festivo), con el fin de que haya un mensaje de unidad popular. Un artista de renombre, en un escenario inmenso cortando una calle, no une a la masa, solo la junta. En el cotidiano social la fragmentación sigue existiendo así como seguirá existiendo la lucha por la hegemonía.
Esta lucha se manifiesta -en el interior de las instituciones- como la lucha de lo instituyente (la negatividad) frente a lo instituido. En lo instituyente se inscriben todas las luchas de aquellos grupos que pugnan por ganar espacios en el terreno político, y que para ello, adoptan formas organizacionales visibles hasta convertirse en fuerzas sociales, es su enfrentamiento a lo instituido, al orden social imperante.
En estos actos políticos que nombramos, se enarbola una representación de la cultura que intenta igualar la identificación popular en general con un artista nacional muy conocido. El gasto que se realiza en cuanto a lo financiero es bastante alto y de la fecha en si no se rescata la esencia. Si el interés de los grupos hegemónicos fuera el de representar la cultura popular, se deberían tener en cuenta entonces todos los centros y proyectos culturales de cada sector de la sociedad, que cotidianamente construye el imaginario social, representa la cultura de los barrios o pueblos y son gestantes de artistas y cultura (símbolos, identificaciones, trabajo, hábitos).

Cuando establecemos el recorrido de los 90 hasta la actualidad, vemos una institución (Estado) que regía sus normas a través de políticas económicas sin reparar en otros aspectos importantes para el país, por lo que las clases más bajas no encontraron identificación ni amparo y se constituyeron como las fuerzas instituyentes en busca de poder  suplir las carencias estatales.
                En la actualidad, nos encontramos con las mismas fuerzas instituyentes, que son los grupos subalternos o minorías, creadoras de su propia identidad y simbolismos, gestantes de cultura, que cuentan con la experiencia de otros proyectos similares que se vienen dando desde los 90 hasta el día de hoy. Puede verse el crecimiento y la estabilidad de la fuerza instituyente, ya que sigue existiendo la misma demanda cultural, que el Estado no suple, y ante esta necesidad y con la posibilidad de realizarlo, los diferentes grupos crean sus propios medios para alcanzar las metas deseadas. Esta fuerza instituyente es la creadora de espacios para que circule la nueva cultura, y su crecimiento se debe a la postura al respecto de la fuerza de lo instituido.
Lo instituido creó conceptos de cultura popular, asociados a determinados cánones, a determinadas formas que hacen creer que algo masivo es popular en cuanto pueda verse representado, por ejemplo como sosteníamos antes, en un acto en una plaza. Pero lo instituyente es popular, es masivo, y su crecimiento depende de su condición por fuera de la institución,  del circuito “oficial”. No surge como contraposición, sino que crea en base a sus necesidades, que,  hasta la actualidad, fueron tantas que la fuerza instituyente las captó y se consolidó muy firmemente. En cuanto a lo cualitativo y hasta en aspectos cuantitativos la fuerza instituyente iguala o supera a la fuerza de lo instituido en lo que respecta a la cultura.
Los 90 fueron el inicio de este proceso de construcción cultural en los barrios, en las villas, en los centros culturales autogestivos, en los colectivos de artistas, en las ferias de artesanos, y en las múltiples formas de hacer y crear cultura que tiene un pueblo.
Respecto a la función del aparato estatal, como conclusión, creemos que siempre que incida en la cultura será con un fin político determinado por los intereses de las clases dominantes, que la verdadera identidad de la cultura se expresa fielmente en las representaciones cotidianas y en las organizaciones sociales que crean sus propios medios para su fin. No creemos que sea de manera independiente, ya que entendemos a las fuerzas instituidas e instituyentes como conceptos imposibles de disociar, y que se definen mutuamente, pero en relación a la cultura, es la herramienta de la política en lo instituido en tanto es la forma de vida de lo instituyente.



Bibliografía

Campo de poder, campo intelectual. Bourdieu, Pierre, Montressor,Jungla Simbólica, 2002.
Entre la política y la gestión de la cultura y del Arte. Nuevos actores en la argentina contemporánea. Wortman, Ana, Bs. As., Eudeba, 2009.
Topografías de la investigación, métodos, espacios y prácticas profesionales. Escolar, Cora, Bs. As., Endeba. 2000.