viernes, 23 de octubre de 2015

INNOVAR DESDE LO VISTO

La última vez que fui a una muestra y realmente me sorprendí fue a principio de año en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, acá en La Plata.
Luciano Zapata, en El Edificio y su meta, concibió al museo como un cuerpo natural proponiendo sanarlo, y una sanación tuvo lugar en la inauguración, donde tres mujeres sentadas en ronda en el medio de la sala hicieron Reiki.
Si fuera Barthes diría “me punzó”, porque fue esa la sensación. Y desde ese marzo hasta ahora no pude encontrar obra o hito en una exposición que me genere algo semejante.
A la obra de Zapata la acompañó la música en la vereda de Autocine Bazaar, y Warnes proyectó imágenes (mapping) sobre la fachada de la Casa de Gobierno (ahí en frente del Museo), que complementaron bien el mensaje.

A partir de un texto que leí hace poco -
Teoría de la Vanguardia de Bürger- y de algunas charlas en el aula, me repregunté si hoy estamos viviendo alguna vanguardia, o cual fue la última de la que fuimos testigos. No tengo la respuesta.
Burger dice que los movimientos vanguardisticos no tuvieron éxito en su propuesta de borrar la barrera entre el arte y la vida, en fusionar de una vez, y para todas, el arte y la sociedad.
Y quizá es por eso que estoy esperando que “el arte” me incomode con respuestas a las preguntas que emergen de la sociedad, o que venga a sacudir lo instaurado y revele nuevos paradigmas.

Con o sin vanguardia definida, de lo que vive y se nutre el arte  es de la innovación.
Innovar implica ese sacudón (necesario), la superación y muchas veces se basa en una revisión de aquello que supo marcar un antes y un después, como si se tratara de -valga la redundancia- innovar lo que fue innovador y ahora ya quedó “normal” por estar asimilado, para que se genere esa dinámica que debe existir entre lo que vemos y lo que vivimos desde una óptica que implique ver "mas allá".

El Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino de Mar del Plata, inauguró Bi-siones, apelando a este recurso de innovar lo que ya vimos.
La colección de artistas argentinos del siglo XX, que constituyen parte del patrimonio cultural local, fue reinterpretada. Bajo la coordinación general de Claudio Herrera, jóvenes ilustradores marplatenses hicieron, sobre la muestra original, nuevas lecturas y recrearon las obras desde sus vivencias, su innovación, sus técnicas y la tecnología, y contexto que aporta el siglo XXI.
Se propuso un diálogo entre el antes y el ahora, suprimiendo el paso del tiempo pero no negándolo, porque es quien define la diferencia.
Cuadros de Menza, Brughetti, Chab, Baglioni y hasta el mismo Castagnino –entre otros- fueron reinterpretados por artistas como Lerena, Medina, Sapia, y otros aventureros que aceptaron este desafío de actualizar esas imágenes.


En 1965 una experiencia rompe con los lenguajes visuales de la década. La Menesunda fue un antes y un después gracias a su inesperada provocación,  y hoy renace para interpelar a nuevos públicos y dejar otros mensajes.
"La Menesunda era, decididamente, una provocación; su objetivo, sacar a la gente del estupor de la vida cotidiana y obligarla a enfrentarse a esa cotidianeidad representada por objetos en extremo familiares, para abrir nuevas lecturas". (texto de la curaduría)
Realizada por Marta Minujín con la colaboración de Pablo Suárez, Floreal Amor, Rodolfo Prayon, Leopoldo Maler y David Lamelas, La Menesunda, constaba en 16 ambientes que invitaban a salir de lo común. No era un happening, no era una intervención, pero era algo que incomodaba, que llamaba la atención.
Fue indudablemente innovación, porque hoy es un hito. Todo el revuelo que generó en aquel entonces hace que hoy exista la necesidad de recrearla. Y tal es la genialidad de la obra que aún continua convocando y proclamándose como innovación y experiencia incomparable.
Recreada por  Minujin, instalada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, La Menesunda se presenta como bisagra. Uno la experimenta y no solo se lleva la sensación y la simbología, sino la posibilidad de abrir un diálogo con otra historia de la misma obra. (*)

Como si de repente hubiéramos descubierto una máquina del tiempo
. Uno atraviesa las obras que vienen de décadas pasadas, y gracias a la inquietud de algún artista actual, a su revisión histórica y a su innovación, podemos ver hoy como trascendieron los conceptos, las sensaciones, las técnicas, que fue lo que se perdió - si es que es el caso -, que es lo que prevalece con tanta fuerza, qué hay en común y qué genera nostalgia.

Cuando creía que había que inventar cosas nuevas para la satisfacción en un museo, me doy cuenta que la resignificación es tan interesante como inagotable, y que permite hacer un análisis (no una comparación) estableciendo relaciones que nos pueden ayudar a pensar los posibles caminos transitados por el arte, para imaginar de dónde venimos y hacia donde podemos ir.


(*) A propósito de la nota, recomiendo leer el blog de la artista plástica Belen Carzolio, sobre todo su experiencia con La Menesunda : http://desandandocultura.blogspot.com.ar/2015/10/mi-viaje-traves-de-la-menesunda.html?spref=fb

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