Mostrando entradas con la etiqueta cultura argentina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cultura argentina. Mostrar todas las entradas

domingo, 28 de agosto de 2016

INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS


Análisis de las Industrias Culturales nacionales, qué abarcan y en qué situación se encuentran según los últimos datos que facilitó el SinCA, el MICA y distintos profesionales del ámbito.



Siendo muy clara en sus palabras la socióloga Stella Puente define a las Industrias Culturales como aquellas que intervienen en la producción de bienes y servicios culturales, es decir aquellas relativas a editoriales, música y audiovisual, implicando empresas, productores o emprendedores que intervienen en la producción de los mismos.
Las Industrias Creativas en realidad complementan y amplían el concepto de Industria Cultural sumando más actores, desde los 90, incorpora a aquellos sectores que desde la creatividad y el intelecto  aportan en el desarrollo de esta economía. Se suman entonces artes escénicas, conceptos de patrimonio, arquitectura, sectores que antes estaban por fuera del ecosistema tradicional de las Industrias Culturales concebidas como tales desde su origen.
La importancia de este sector se basa en dos características fundamentales,  primero la importancia en el impacto económico y lo social, la contribución en crecimiento en el PBI, el empleo, en lo productivo, pero por sobre todo importa el impacto simbólico que tienen, son industrias que intervienen en el imaginario social desde los productos y servicio culturales que ofrecen.
El campo de las Industrias Culturales está compuesto por grandes conglomerados, grupos transnacionales,  pequeñas empresas, pero cada vez hay más emprendedores y creativos, y esto se debe a lo digital. Aumentan los productores aunque el problema luego sea la distribución, la comercialización y como llegan a la audiencia. Por lo que es fundamental regular el campo para garantizar la sostenibilidad y la diversidad.
Es muy importante garantizar porcentajes de producción local en relación a la circulación de lo global, es decir, que los contenidos sean diversos en esa construcción de la cosmovisión de cada región. Tener políticas en el sector para garantizar lo diverso en el espacio y los accesos.
Las nuevas tecnologías marcan un nuevo paradigma, tanto para el productor como para el consumidor.  Cambia la manera en que se percibe el producto, la manera en que la audiencia se acerca y consume. Y por ende cambia  el negocio, ya que se ven afectadas las  formas de intercambio y claramente de formato.
Otro factor que presenta cambios que afectan a las Industrias Creativas es sin duda es la economía general del país,
En el Informe de coyuntura económica sobre la cultura argentina que realizó el SInCA – Sistema de Información Cultural de la Argentina- sobre el desempeño de las Industrias Creativas publicado en otoño del 2016, se perciben los siguientes datos:


SECTOR AUDIOVISUAL
El sector audiovisual  está integrado por el cine, la animación, la televisión y la publicidad.
Es el sector más fuerte de la industria cultural argentina, representando el 38,5 % del PBI cultural. Los avances tecnológicos lo han obligado a adaptarse constantemente a la hora de registrar, producir, consumir y distribuir su producto.
En nuestro país, el sector audiovisual creció un 164% entre el 2004 y el 2013, principalmente por las políticas de apoyo y fomento a la producción instrumentadas por el INCAA, y por la creación de la Ley de servicios de comunicación audiovisual, lo que posibilitó un incremento de producciones televisivas locales y la creación de nuevas pantallas.
El avance de internet, sumado a las multiplataformas, redes sociales, dispositivos de reproducción, comunicación y consumo, requiere cada vez más contenidos audiovisuales. Esto genera una gran oportunidad (demanda) para las industrias culturales que nuestro país posee y exporta.

El comercio exterior de servicios audiovisuales ascendió a 400 millones de dólares en el 2014, ubicando al país como el 4to exportador mundial. El crecimiento y la calidad de los proyectos son incesantes.
 CINE
El año 2015 marcó un hito en la industria del cine en la Argentina, ya que más de 50 millones de personas asistieron a las salas, por lo que la recaudación subió  superándose los 3.000 millones de pesos (un 53,5% más que en 2014)
La cantidad de films nacionales realizados durante 2015 creció un 5,8% con respecto al año anterior. Aunque la proporción de estrenos locales y extranjeros sigue siendo muy pareja desde los últimos años.
Y a pesar del aumento en la cantidad de films nacionales el porcentaje de recaudación y espectadores se contrajo respecto del total en comparación con 2014.
Así, en 2015 las películas nacionales obtuvieron una recaudación inferior a la de 2013.

TELEVISIÓN
Entre 2009 y 2013 se verificó un fuerte crecimiento en las exportaciones de servicios culturales, principalmente  del sector audiovisuales y, entre éstos, los vinculados a la TV.
En 2014, las exportaciones del sector se ubicaron levemente por debajo de los 300 millones de dólares, y aunque cayeron con respecto a 2013, fueron más del doble que hace diez años. 
En ese mismo año también las ventas de servicios audiovisuales al resto del mundo se contrajeron un 11,1%.

PUBLICIDAD
Según la CAAM (Cámara Argentina de Agencias de Medios), en 2015 la inversión publicitaria superó los 48.000 millones de pesos, lo que significa un crecimiento anual del 17,4% con respecto al año anterior.
El 48% de la inversión del sector se destinó a televisión; el 32%, a medios gráficos y el 20% restante, a otros medios. No obstante, datos de años anteriores permiten conjeturar que la participación del sector Internet en la pauta publicitaria supera el 15% del total.
Los recursos publicitarios asignados a televisión y otros se incrementaron un 43% y los destinados a medios gráficos, un 32% (sin contar internet)

SECTOR EDITORIAL
En Argentina el 85% de población lee habitualmente en diversos formatos: diarios, libros, revistas y pantallas.
 en estos últimos años se profundizó la concentración del sector en manos de un grupo de editoriales de origen trasnacional, cuyas veinte firmas concentran la mitad del mercado local. Además, más del 90% de esta producción se realiza en el área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires.

De este modo, el sector editorial está compuesto por los grandes grupos editoriales, por un gran número de pequeñas y medianas empresas editoriales con una larga tradición en el mercado a las que se suman nuevas editoriales surgidas en los últimos años.

En cuanto a la distribución, cuenta con una importante red de librerías distribuidas en todo el país, donde también observamos una tendencia a la concentración en dos grandes cadenas de librerías que dificultan el desarrollo de proyectos independientes.

Durante 2015 la cantidad de ejemplares de libros impresos  disminuyó un 35,9% con respecto al año anterior.
Se imprimieron 82 millones de unidades, (en 2014 habían sido 129 millones).
En 2015 la cantidad de títulos editados fue de 28.966, un 3,4% más que en 2014; pero disminuyó en un 38% el promedio de ejemplares por título, que pasó de 4.603 en 2014 a 2.855 en 2015.
El promedio de circulación de diarios pagos mantuvo una tendencia descendente, se contrajo un 3,3%. Si bien los cuatro principales (Clarín, La Nación, La Voz del Interior y La Gaceta) se mantienen en las mismas posiciones y todos ellos registran una baja en el promedio de circulación neta, la brecha entre el más vendido y el segundo, Clarín y La Nación respectivamente, se reduce un poco cada año.
Con respecto a 2014, la cantidad de diarios en circulación se incrementó de 35 a 36 en 2015.
Si bien venía registrándose una muy leve suba en la cantidad de revistas gratuitas en circulación, en 2015, ésta se contrajo con respecto al año anterior, pasando de 30 a 28. En tanto, las revistas pagas también redujeron su cantidad, de 80 en 2014 a 79 en 2015.
Con respecto a 2014, el promedio de circulación de revistas gratuitas se incrementó un 13,4%, mientras que la circulación promedio de revistas pagas se contrajo apenas un 0,1%.


SECTOR MÚSICA
La industria de la música si bien genera un producto intangible implica muchos actores en su producción, el artista es el eje y su desarrollo profesional está ligado a : sellos discográficos (editores y distribuidores), representantes (managers), productores (bookers), técnicos de sonido (vivo o estudio) y múltiples servicios abocados a la música (diseño, comunicación, audiovisual, etc).

Los avances en la tecnología  hicieron posible que los músicos tengan  nuevas  herramienta de circulación y promoción y puedan trabajar desde la autogestión. La aparición de las redes sociales, páginas web y estudios de grabación de acceso más directo, e incluso las plataformas de financiamiento colectivo y los medios de comunicación, entre otras variables, han servido de soporte para el desarrollo, producción, difusión, promoción y comercialización de trabajos musicales.
El desarrollo tecnológico ha quebrado los modelos de negocio establecidos y el monopolio de un mercado que no ha sabido leer e interpretar los cambios de los últimos veinte años en esta industria. Actualmente las obras llegan al público ya no solamente en formato físico, sino también digital, en modalidades pagas o gratuitas.
Como respuesta y frente al complejo escenario de una carrera extremadamente competitiva, muchos artistas han decidido mantener una esencia propia, sin ajustarla a parámetros comerciales estrictos solamente en busca del rédito económico. El éxito, podría decirse, está basado en una búsqueda, individual o colectiva, sobre aquello que se quiere transmitir y, no por ello, dejar de lado la calidad ni las posibles ganancias.

En este rubro, la información que facilita el SinCa se relaciona con la música en vivo, y es notable el crecimiento  que se percibe en los shows de músicos internacionales.
Ante la falta de datos del/desde el sector, el SInCA se guió por lo publicado en internet, respecto de las funciones promocionadas, a partir de lo que se supo que los shows internacionales  del 2015 se incrementó un tercio más que en 2013 (sobre todo por un tipo de cambio atractivo para las productoras).
Y por otro lado los shows de argentinos en el exterior tuvieron mayor éxito, por ejemplo la artista Violetta realizó 145 shows , que la posicionaron en el puesto N°15 de recaudación a nivel internacional (con 76,8 millones de dólares).


ARTES ESCENICAS
En la Argentina este sector muestra un fuerte desarrollo,  actualmente  cuenta con aproximadamente 1100 salas distribuidas en todo el territorio, aunque observamos una marcada concentración en el área metropolitana de Buenos Aires, Mar del Plata, costa atlántica y la provincia de Córdoba.
Las artes escénicas se componen por el teatro en todos sus géneros: la danza, el teatro danza, el teatro de títeres y objetos, la performance, la comedia musical, la ópera y sus géneros. Cada una de estas disciplinas muestra particularidades regionales y locales, conformando un mapa de enorme diversidad.
Este sector enfrentan al desafío de hacerse visibles no solo como un actor protagónico en la construcción simbólica de nuestra cultura, sino como un importante sector económico generador de trabajo directo e indirecto. El arte escénico es complejo, no tiene capacidad de almacenamiento, es necesariamente en vivo y su circulación es distinta a la de los productos musicales, editoriales o audiovisuales. Las obras pasan, son efímeras, las giras tienen un tiempo de duración. En cierto sentido es un arte mucho más ligado a la producción que a la reproducción y esto marca una diferencia respecto a otras industrias culturales, sobre todo en su consumo y divulgación.
En 2015, estos teatros recibieron 4.687.774 espectadores en 13.884 funciones, lo que arroja un promedio de 338 espectadores por función. Si bien la cantidad de espectadores disminuyó en alrededor de 100.000 frente al 2014, las funciones aumentaron en casi 1.000. Esto implica una consolidación en la cantidad de espectadores anuales, ya que desde el año 2010 se posicionaron siempre por sobre los cuatro millones y medio (el pico se produjo en 2011 con 5,1 millones).
La relación entre la concentración de espectadores y la disponibilidad de salas y oferta de espectáculos se verifica  por la gran cantidad de espectadores por función registrada en las localidades del interior del país, circunstancia que da cuenta de una demanda insatisfecha.
Además, los datos permiten apreciar una asociación positiva entre la cantidad de funciones y de espectadores; es decir que toda vez que aumentaron las funciones, lo hizo también la cantidad de asistentes.

(Este análisis está basado en los datos del Complejo Teatral de Buenos Aires (Teatros Colón, General San Martín, Presidente Alvear, Regio, Sarmiento y De la Ribera) y del Teatro Nacional Cervantes, y con los datos de AADET.)



PATRIMONIO Y MUSEOS
El patrimonio de una región es sin duda su identidad, su historia, el retrato más fiel de su trayectoria y permanencia. Mantener el patrimonio, tangible (Como los edificios) y el intangible (Como  las tradiciones y costumbres) es deber del Estado y de los ciudadanos.
Respecto a las Industrias Culturales, ellas son “causa y consecuencia” podría decirse de la propia cultura del lugar, porque se crean a partir de lo que se vive en la comunidad y a la vez siguen resignificando y construyendo significados y significantes. El patrimonio es un documento histórico, vivo, que debe ser habitado en la medida que pueda usarse y protegerse.
Es así como para su mantenimiento pueden formar parte de museos, o mismo forman parte de atractivos turísticos más grandes, conformando circuitos urbanos o naturales.
Durante el 2015 los museos dependientes del Ministerio de Cultura convocaron más de 1.500.000 visitantes. Según datos proporcionados por el Ministerio de Cultura, en 2015 se otorgaron 466 licencias de exportación de obras de arte para exposición, con lo que se llegó a un máximo de la serie. Cada licencia responde a una solicitud y puede otorgarse para exportar varias obras de arte; en este caso, las 466 licencias permitieron que alrededor de 4.000 obras de arte emigraran temporalmente para participar de muestras o exposiciones, lo que representó un aumento del 30% respecto al año anterior.
En cambio, la cantidad y los montos registrados por obras de arte vendidas al exterior experimentaron un descenso en 2015. De 350 licencias de venta expedidas en 2014, se pasó a 253 en 2015, lo que, en términos monetarios, equivale $15.830.322 y $10.301.739, respectivamente

Es notable, como vemos, que el impacto de las nuevas tecnologías modifica el acceso, la difusión, a producción y la percepción de los bienes y servicios culturales, pero que este cambio resulta positivo, ya que se percibe un crecimiento en todos los sectores de las industrias creativas.

En líneas generales:
  • el cine recuperó su poder de convocatoria y creció la cantidad de films nacionales realizados;
  • se imprimieron menos libros pero más títulos que en 2014;
  • bajó la circulación neta diaria de diarios pagos;
  • creció la circulación promedio de revistas gratuitas y disminuyó la de revistas pagas;
  • el total de shows internacionales representó un tercio más que en 2013;
  • casi la mitad de la inversión publicitaria se destinó a la televisión.


El dinamismo que tomó el sector  significa un 3% del PBI total del país. Un amplio aporte, que según las cuentas del MERCADO DE INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS (MICA)  implican $100.000 millones anuales en producción y 500.000 puestos de trabajo.
Actualidad muy favorable que ojalá siga desarrollándose en el tiempo, con el énfasis en los agentes locales, pero claro que el rol fundamental lo debe ocupar el Estado fomentando y trabajando para garantizar mayores y mejores oportunidades a los productores del sector cultural local, proponiendo y estableciendo políticas que fortalezcan el intercambio regional e internacional valorando por sobre todas las particularidades la diversidad de contenidos, que contribuya a desplegar y conformar una industria con mayor alcance para que el público sea el mayor posible.
Es necesario lograr tener un mercado nacional competente hacia el exterior, diverso y basto hacia el interior, dando chance a la multiplicidad de expresiones, identidades y estéticas culturales que presenta nuestro país. Siendo el ideal que en el consumo interno prevalezca la calidad y la cantidad de producción argentina contribuyendo a reforzar los valores sociales, de unidad y respeto, y  un imaginario social de legitimidad a la industria nacional.

 Como CONCLUSIÓN puede notarse el impacto positivo en todas y cada una de las áreas de las Industrias Culturales, que se proclaman en constante crecimiento. Habrá que ver como impactan las constantes crisis ciclicas que afronta cada (aproximadamente) 10 años el país. Y en que medida la elasticidad de los bienes y servicios culturales se adecua  a los altibajos económicos.






FUENTES:
  • ·         Informe de coyuntura económica sobre la cultura argentina SInCA – Sistema de Información Cultural de la Argentina / Año 8 Nro. 15 – Otoño 2016
http://www.sinca.gob.ar/sic/estadisticas/csc/index.php

  • ·         Página del MICA
https://mica.cultura.gob.ar/


  •     Entrevista a Stella Puente por Emprende Cultura
·         http://emprendecultura.net/2014/10/stella-puente-de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-industrias-culturales/


  • ·         Nota de Télam en diálogo con Natalia Calcagno
http://www.telam.com.ar/notas/201506/108747-la-industria-cultural-alcanzo-una-produccion-record-de-70000-millones-de-pesos-equivalente-a-casi-3-del-pib.html

viernes, 29 de abril de 2016

Reflexiones sobre Patrimonio y Desarrollo

En el siguiente ensayo se propone reflexionar acerca de las ideas de patrimonio y desarrollo. Como principal insumo y disparador se toman las 3° Jornadas Latinoamericanas de Patrimonio y Desarrollo que tuvieron lugar en la ciudad de La Plata entre los días 20 y 23 de Abril del 2016, propuestas por ICOMOS en trabajo compartido con la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Catolica de La Plata, CAPBAUNO Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito Uno y la UNESCO.


Para empezar cabe explicitar a qué referimos cuando hablamos de Patrimonio, para lo que es fundamental relacionar  conceptos como: pasado, identidad, testimonio, pertenencia, memoria colectiva, lo significante y lo simbólico. Es necesario entenderlo  como campo de poder y de disputa, como elección y decisión de un sector social para el resto – de la historia y del pueblo - .
El patrimonio puede ser natural o cultural. En caso del primero, desde hace poco,  se habla del desarrollo sostenible, ya que parte del pasado para planificar un mejor futuro;  y en caso del segundo puede ser  tangible o intangible y es particular de cada región.
El patrimonio cultural es un acuerdo social, un proyecto político, que incluye y excluye. Generalmente está inmerso en las ciudades, estas últimas entendidas como el artefacto cultural más importante de la producción humana, porque es donde definimos tiempo y espacio , que en forma de contexto, nos dan parámetros de análisis.

Ante la inmensa pregunta de qué es y qué no es patrimonio la infinita cantidad de respuestas serán siempre subjetivas.
El patrimonio es la identidad de la cultura. Entonces  cultura y patrimonio son conceptos que se definen entre sí.  Así es que cada país, región, pueblo, barrio, familias tendrán su propio patrimonio, y este irá adecuándose a los cambios sociopolíticos y culturales, es decir, que es dinámico y moldeable, nace y muere en relación a las necesidades de la sociedad a la que pertenezca.

Patrimonio es por ejemplo, un paisaje natural como las Cataratas del Iguazú, o una estatua que conmemora a un prócer, héroe de la historia nacional o rememora un acontecimiento, materializando el patrimonio intangible. Puede ser también un sitio histórico como el Cabildo, o una biblioteca y sus libros, y hasta un álbum de fotos familiares.

Para identificarnos con los diferentes tipos de patrimonio debe existir en nosotros una referencia histórica o sentimental.  Pero en las grandes ciudades puede ser que no existan esas referencias.
Vivimos en ciudades compactas, colapsadas. Los cascos históricos quedan sumergidos en mareas de gente y transporte. Ciudades departamentos, que a pesar de tener cada vez más gente lo que menos tiene es interacción con el vecino. El individuo se reconoce solitario, la sociedad fragmentada.  Se cumple un horario en la zona de trabajo y de inmediato se quiere huir.  Los centros se colapsan de productos y servicios que buscan atraer al lugar al que la mayoría repele.
Y en ese tránsito continuo y desgastante, no solo se desdibuja la forma del casco histórico y su esencia, sino también que se des-legitima, se naturaliza. Los edificios nuevos y los viejos terminan siendo parte del mismo paisaje, indistinto, tapado por publicidad.
Entonces la ciudad es una sumatoria de transeúntes y arquitectura, deja de ser una comunidad, porque pierde el rol del vecino, porque el beneficio de lo social se pierde entre el beneficio financiero que a su vez compite con el cultural y el ambiental.
En las 3°Jornadas Latinoamericanas de Patrimonio y Desarrollo que realizó ICOMOS en la ciudad de La Plata, se habló mucho de pensar al patrimonio en un conjunto de nociones que interpelen al desarrollo actual y lo orienten hacia cualidades sostenibles. Es tan evidente como urgente repensar los rumbos que eligieron los grandes capitales para superponerse en los diferentes mercados, que ante la ambición de desarrollo financiero avasallan todo tipo de patrimonio natural arruinando el medio ambiente con daños irreparables.
Esta cuestión fue muy recurrente entre los conferencistas invitados a abrir cada jornada pero resultaban mucho  más interesantes los abordajes del tema en las ponencias que sucedían en los talleres de las Jornadas, donde se contaban experiencias particulares de rescate, salvaguarda y uso del patrimonio, natural y cultural.
En la mayoría de los talleres los espacios o elementos considerados patrimonio eran parte de la comunidad, tenían que ver con su origen o dinámica, y , no casualmente, coincidía con la visión de Jordi Borja (invitado principal de las Jornadas) de reconocer y recuperar los espacios fabriles, el patrimonio del obrero, de la clase trabajadora.  Fue así, que hubo experiencias en relación a fábricas, estaciones de tren, barrios obreros, escuelas rurales, etc.
En estos trabajos el abordaje era teórico y práctico. Contaba con diferentes instancias – recopilación de testimonios, conocimiento de la historia, catalogación de bienes, problematización del caso, revalorización, convenios, concursos- Siempre trabajando desde y para la comunidad, poniendo en dialogo su identidad y legitimando su patrimonio desde la participación y la manifestación de necesidades que rescatan la memoria colectiva en busca de una solución a las problemáticas que afrontan, desde lo arquitectónico como es el mantenimiento o la reconstrucción, hasta el cuidado y uso adecuado de los bienes naturales.
Un caso que me pareció trascendental, desde lo personal y a modo de conclusión, fue el que expuso Jorge Tomasi, sobre Las prácticas en el patrimonio, Consideraciones sobre los saberes y las técnicas constructivas en tierra de La Puna Jujeña. Mediante fotos y testimonios orales de su experiencia en la Puna Jujeña, Tomasi, explicó en que constaba la construcción de una vivienda en esa zona. A modo de ritual, la casa hecha con materiales orgánicos, es construida por sus propios habitantes. El saber de la construcción es popular, forma parte de un legado cultural, asi como cosechar o cuidar a los animales. Es mucho más que aprender una técnica, porque tiene que ver con un todo que es su propia cultura. Una cultura que no disocia patrimonio tangible del intangible porque ambos son correlativos. El conocimiento se aplica en un tramado de significaciones donde nada queda librado al azar y responde a una lógica de procedimientos de saber ancestral que se adquieren por el tan solo hecho de ser parte de esa comunidad, que otorga esa particular cosmovisión.
Es así como, una vez finalizada, quienes la construyeron atan con cintas rojas un huevo que pende desde el techo, en el interior de la casa, y lanzan flechas con la intención de romperlo. Las flechas se van clavando en el techo. En este acto se mata a la casa. Al ser una vivienda construida con elementos orgánicos, vivos, la casa es un ente con vida y deben matarlo para que no perjudique a sus futuros habitantes.
Esta cosmovisión entiende lo natural y lo cultural, lo tangible y lo intangible, como partes de la misma cosa. Entiende que su hábitat es su casa pero antes el mundo. La tierra es su principal patrimonio, y viven en comunión con ella, respetándola, cuidándola y sobre todo habitándola. Existe el uso y el consumo, claramente, pero no el abuso ni el consumismo.

Esta ponencia me dejó sacando varias conclusiones. Lo primero que sentí fue admiración y a la vez extrañamiento. Esta cultura de la que charlamos es acá, en nuestro mismo suelo argentino y nos parece tan distante como desconocida. Porque es sumamente diferente a nuestros usos y costumbres.
 La concepción de la casa, del hogar, que es quizá uno de los primeros patrimonios que reconocemos como propios, en la Puna Jujeña es mucho más que un espacio habitable para comer, dormir y estar. Es vida, y muerte, y está hecha por ellos mismos. ¿Cuántos de nosotros levantamos con nuestras manos nuestras casas?¿Cuánto sabemos de nuestra propia cultura desde un lugar de hacer y enseñar a hacer?.

Por otro lado, pensaba en la sustentabilidad de esta cultura, que deviene de esta comunión del hombre y la naturaleza muy alejada de las sociedades globalizadas.
El continuo avance de la ciencia fue muchas veces contradiciendo y ninguneando a las culturas nativas y aborígenes. ¿Cuantas veces leímos en nombre del desarrollo que los subdesarrollados eran precarizados por no tener tecnología, edificios, saberes científicos, y cuántas fueron las veces que pudimos razonar que el desarrollo no debe ser avasallar ni idéntico en cada comunidad?.
Requiere el esfuerzo de aprender que cada cultura responde a ciertas necesidades y que no se pueden comparar esperando las mismas soluciones ante parecidos conflictos. Cada comunidad tiene su propio tiempo-espacio, su propio saber y por ende su propio patrimonio. No todo puede responder a la misma lógica aunque así lo crea el capitalismo.
Una contradicción poco reconocida por esos estudiosos  es que en nombre de la ciencia y el progreso destruyeron el medio ambiente y saberes populares originarios, destruyendo patrimonio tangible natural y cultural e intangible como es la sabiduría ancestral, son hoy los que retoman el cuidado y el respeto por el medio, promoviendo una relación armoniosa entre uso y salvaguarda. Como si se intentara reparar – o peor, olvidar- todos estos largos años de destrucción retornando a las ideas originales de conservación de los bienes para las generaciones venideras.
¿Acaso alguien tendrá el valor de revalorizar las culturas que tanto tiempo se negaron y excluyeron por precarias y subdesarrolladas? . Ojalá que sí, porque es necesario. A modo de intentar cicatrizar tantas heridas que les causamos a los pueblos aborígenes, legitimar su saber, considerarnos aprendices de sus legados, reencausar los objetivos sociales y coexistir desde el respeto al ambiente y al vecino. Por qué también, de estas comunidades, debemos reconocer el sentido de comunidad que imparte sentido de pertenencia, reconocimiento y respeto al vecino. Vinculo, dialogo, trabajo en grupo, común unión e intercambios.
Claro, que no debemos caer en idealizar a las comunidades aborígenes o las comunidades pasadas, no hay que teatralizar ni banalizar lo que fue o es esencial. Pero si es justo reflexionar que las grandes potencias hoy piensan en transformar – aunque sea una parte-  de sus lógicas financieras en relación a economías sustentables, siendo estas formas las primitivas que ellos mismos se encargaron de borrar por precarias e insuficientes.

Es innegable el paso del tiempo y el cambio en materia sociocultural, política y económica. Volviendo al eje de las ciudades dinámicas y la revitalización de los patrimonios edilicios, es a mi entender, fundamental que ante las modificaciones de adaptación necesarias que sufren y viven las culturas, la revisión del pasado nos hace comprender el presente con la ventaja de poder vislumbrar los caminos posibles para el desarrollo sustentable del futuro, y en estos pensamientos es necesario rescatar la esencia de cada cultura, para que se trabaje y se viva en una comunidad que defienda y construya desde y con la misma misión y los mismos objetivos. Por ello el análisis de los patrimonios es necesario abordarlo desde lo regional, abarcar comunidades con sus correspondientes territorios, problematizar y desnaturalizar los conflictos que allí existan y plantear soluciones adecuadas. La clave para mantener el patrimonio es, más allá reconocerlo, sentirlo propio y útil. La utilidad será lo que lo haga trascender sin desaparecer, y esa trayectoria implica transformaciones necesarias que respondan a la actualización en tanto que pueda seguir manteniendo su esencia y cumplir su función determinada.


Para terminar, comparto una cita del libro “aprender a fluir” de Mihaly Csikszentmihalyi , donde figura “como un supuesto básico la idea de que si deseamos entender que significa realmente hoy “vivir”, debemos escuchar voces del pasado e integrar sus mensajes en el conocimiento que la ciencia está acumulando lentamente. Que no existe esperanza en el pasado, no se puede encontrar una solución en el presente ni sería una solución mejor saltar a un futuro imaginario. El único camino para averiguar en qué consiste esta vida  es el intento paciente y lento de dar sentido a las realidades del pasado  y a las posibilidades del futuro tal como pueden entenderse en el presente.”



Pintura de Adela Casdo


"una puerta giratoria, no mas que eso, es la historia" Jorge Drexler.


Pintura de Theo van Doesburg

lunes, 11 de enero de 2016

Tradiciones históricas contra Costumbres modernas... ¿Lali en Jesús María?

El folklore es, desde su etimología, el saber y el conocimiento del pueblo, es la manifestación de la cultura en todas sus formas de expresión, arte, artesanía, comidas, mitos y leyendas, costumbres, tradiciones, la música y la danza.

Arraigado a las costumbres más tradicionalistas del folklore argentino, cada enero se celebra el Festival de Doma y Folklore de Jesús María, que este año llega a su edición número 51.
Esta celebración tiene su origen en 1965, cuando un grupo de pueblerinos cordobeses crean la Sociedad de Cooperadoras Escolares de Jesús María y Colonia Caroya, con el fin de gestionar un evento que permita reunir fondos para la educación, teniendo como pilares la tradición, el amor a la tierra y la cultura popular se organizó desde aquel entonces hasta hoy el festival, claro que siempre creciendo y ampliando su grilla correspondiendo a la ampliación de su público. Es con lo recaudado en estas celebraciones como se realiza una constante e importante colaboración a las escuelas, aportando comidas, útiles, libros, material pedagógico, gabinetes informáticos, salones multiuso, gimnasios cubiertos, baños dignos, perímetros cercados, aulas para cada uno de sus grados con amplias paredes con revoques pintados, laboratorios de especialidades, bibliotecas, veredas de material y hasta agua corriente para una escuela rural.
Típicamente en este evento el escenario es lugar de música tradicional del folclore argentino, y acá empieza quizá a existir la polémica en cuestión.
Si definimos folclore como el saber y hacer del pueblo, es decir, su cultura, ¿con qué criterio decimos qué es folclore y qué no? . Lo sencillo en este caso es que el festival es de Doma y Folclore, y eso ya nos enmarca en tradiciones que tienen que ver con un seno argentino de relación con el campo, con los animales, con el coraje del gaucho. Implica conocer acerca de las jineteadas, que en el caso del Jesús María se da en tres diferentes instancias según las condiciones que tenga el jinete, los elementos que puede usar y como se presente el bagual (caballo sin domar), que varían en Crina limpia, Grupo sureña y Bastos con encimera sin boleadoras.
La jineteada mantiene vigente el homenaje a una cultura viva en el interior del país, es parte de la conservación del patrimonio intangible, porque colabora con la perduración de eso  tan típico que a la vez es tan lejano para los que no vivimos en el campo, y ese cúmulo de tradiciones que son la fiel identidad del paisano y del paisaje y tienen relación con lo que comúnmente denominamos folclore, evocando a chacareras, zambas, chamamé, carnavalitos, pericón, vidalas, chayas, gatos o cuecas. Cada uno con sus ritmos e instrumentos propios, característicos de cada región. Sin embargo, todas ellas fueron permeables a las influencias de regiones vecinas o de países limítrofes.
¿Pero eso solo es folclore?  el tango, la cumbia, el rock nacional, el cuarteto, y otros ritmos, ¿no lo son también?
Lo que sucede es que para hablar de la historia del folklore argentino se parte de tres hitos la colonización española y la inmigración africana forzada por el tráfico de esclavos durante la dominación española (siglos XVI-XVIII); y las olas de inmigrantes, primero la  europeos (1880-1940) y  la gran migración interna (1930-1980). Siendo esta manera una manera hibrida de conformar el Estado Nación, que arroja resultados híbridos y particulares en la creación de la cultura argentina.
Lo que se reconoce históricamente como folclore son esos (primeros) estilos de música, asociados con letras a los paisajes rurales, a la cotidianeidad de la vida en el campo, al trabajo con los animales y la tierra. De hecho es común encontrar en las payadas o en las milongas camperas referencias a los caballos, a la flora o la fauna del lugar. Lo importante para destacar como característica de todos estos géneros tradicionales es que transmiten lo local de una manera muy personal, arraigada a la forma de vida y sobre todo a la historia que forja la cultura.

En el Festival de Doma y Folclore de Jesús María, los artistas que suelen frecuentar el escenario son los que cumplen con esa condición, como por ejemplo Los Cuatro de Córdoba, Duo Coplanacu, Los Tekis, El Chaqueño, La Sole, Los Yupanquis, Pastor Luna, Los Manseros Santiagueños, Los Nocheros, Los Alonsitos, Jorge Rojas, y figuras reconocidas en el ambiente.

Es válida la pregunta sobre el nacionalismo o el tradicionalismo acerca de estos shows, ante  la tendencia a valorar la tradición en cuanto conjunto de normas y costumbres heredadas del pasado, por el simple de hecho de mantenerlas para que perduren inamovibles en el tiempo, a la vez que cabe reconocer la perdurabilidad de las costumbres, trascendiendo como legado y conformando el patrimonio cultural nacional.

Este año, la organización del festival decidió cerrar el evento con la presencia de la artista pop Lali Espósito, y fue un claro punto de discusión.
¿es Lali Espósito representante del folclore argentino? Sí. Porque mueve muchísima cantidad de gente, llena teatros con su obra (adaptación de la telenovela que protagoniza en la tv) y también llena teatros con su música popera de bajo contenido. Es una artista masiva, aunque no popular, porque el público que la sigue es mayoritariamente adolescente de los que suelen relacionarse con modas y no con referentes
Pero… ¿es Lali Espósito representante del folclore tradicional argentino? No. ¿Tiene relación alguna su música con las domas? No. Y por eso su presencia en un festival que desde que empezó hasta este año mantuvo una línea de ética y estética (ligada a las tradiciones camperas que nombraba antes), llama la atención y despierta duras críticas.
Por qué entonces el festival se volvió vulnerable ante la oportunidad de contratar un artista del momento que asegura llevar miles de espectadores. Se ve muy claro el negocio. Aunque tampoco debemos caer en la ingenuidad y pensar que solo porque esta vez la polémica es con una artista de otro género no hubo intereses económicos de fondo, con tan solo pensar en el caché de cada artista. Pero claro, no olvidemos que el fin del evento es solidario.
Entonces ¿qué vale más? Por un lado mantener una tradición cultural, brindando un evento para visibilizar y celebrar la cultura esencialmente criolla, respetando las costumbres y manteniendo una línea, que sobre todo marca también la identidad del espectáculo, y por otro lado pensar en que artista convoca más público y contratarlo para aumentar el público, por más que eso implique ampliar los horizontes del festival y crear una masa espectadora tan amplia como hibrida.

Varios medios de comunicación levantaron la noticia con cierto tono de agresión a Lali Espósito desde el público que frecuenta el festival, proclamándose en su contra.
En las redes sociales se compartieron imágenes en contra de la presencia de esta artista,  y trascendía como un simple rechazo generalizado.
El grupo Folclore Nomás, pudo expresar claramente la postura que se toma, dando explicaciones suficientes
 No estamos en contra de Lali (género musical: pop) sino de que no es coherente su presencia en un Festival tradicional de "DOMA Y FOLCLORE" en el cual se debería priorizar el fomento de nuestra música autóctona ante los más jóvenes.
- El Festival termina el día lunes 18 como dice la grilla de programación y por eso se "vende" el Festival con los artistas hasta ese día, No existe un Festival hasta el domingo y el lunes empieza otro, como algunos ilógicamente suponen. Si antes se presentaban conjuntos de cuarteto en la última noche es aceptable porque son parte de la cultura cordobesa, tierra donde se hace el festival.
- Si la presencia de Lali, Marama y demás el día lunes 18 esta pensado como una noche extra con fines benéficos, lo cual apoyamos y destacamos enormemente, también se puede hacer dicha noche con artistas del género folclore que convoquen o hacer un evento posterior con otro nombre pero no dentro del Festival de DOMA Y FOLCLORE, vamos de nuevo FOL CLO RE” (cita textual de un comunicado de Facebook)

Dejando en evidencia que se intenta defender un show cultural por encima de mercado de las industrias culturales, y este el segundo punto de inflexión en el tema.
Primero entender que es el folclore tradicional y por qué afecta la presencia de artistas como Lali o la banda de cumbia-pop uruguaya Marama (convocada para el mismo día),y el segundo es tratar de visualizar donde un espacio cultural popular se convierte en un mercado cultural que comienza a guiarse por la rentabilidad por sobre la identidad del producto. De manera que una festividad con gran convocatoria e identidad afirmada en un pueblo pierde su estable vínculo por intentar captar otros/nuevos públicos bajo un solo lema de oferta-demanda guiado por industrias culturales que lejos están de mantener vivas las esenciales tradiciones argentinas.

La diferencia entre cultura de masas y cultura popular, es que la primera está signada por un mercado capitalista cambiante y cosmopolita, que pierde identidad local para ganar un insulso sentido de pertenencia global en contraposición con la cultura popular que es la manifestación de un pueblo que expresa desde su espacio su cosmovisión y sus costumbres.
Sin ánimos de criticar negativamente el producto en fin que es Lali Espósito, la identifico con una cultura de masas, que no profundiza en un mensaje natural, que se vende por las pantallas y que nada tiene que ver con un festival de Doma (tampoco quiero hacer un juicio sobre las domas mismas), todo tendrá su razón de ser y su lugar, la cuestión es hasta donde se puede querer “innovar” en un espacio que hace 51 años responde a una misma lógica, la cual este año vuelve a mantener hasta el último día en que deciden coronan la festividad un género atípico en este particular escenario.

Sin duda es un tema que permite tantas lecturas como interpretaciones, aunque la que más ruido hace sea la de ver como cada espacio, por más que intente ser tradicionalista, se quiebra ante nuevos consumos de masa o por la simple e inminente lógica económica. Sobre todo si pensamos que en el 2000 quien cerraba semejante show era nada menos que Mercedes Sosa… cabe en cada uno pensar cómo se llegó a contratar para lo mismo a Lali.

martes, 1 de diciembre de 2015

Patrimonio Fileteado



 Arte, carteles, Buenos Aires, Porteño, Tango, La Boca, Caminito, San Telmo, estilo…
estas podrían ser las  primeras palabras que se nos vienen a la mente cuando pensamos en el Fileteado.
Esta técnica que nació en Buenos Aires a fines del siglo XIX, consecuencia de la cantidad de inmigrantes, empezó siendo una manera de identificar a los carros de mercadería que trabajaban en la zona portuaria y luego se aplicó en los colectivos.
Hasta que una ordenanza prohíbe el fileteado en el transporte público porque era causa de que no se identificara fácilmente la línea (de recorrido) que correspondía.
Si bien dejó de ser habitual, siempre estuvo: en carteles de bares, en artesanías de las ferias, siempre identificado con los barrios porteños, con el tango y los bares.





En el último tiempo los artistas volvieron a darle protagonismo,  aplicado a nuevos objetos y formas.
La revitalización, que también se debe a la captación de turistas, es un puntapié para la identidad porteña, que entre cada vez más cemento y gente vuelve a sus raíces, coloridas y ornamentadas, como queriendo manifestar que sigue vigente la cultura esencial.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 30 , de Noviembre del 2015, declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad al fileteado, que se suma así –con el mismo nombramiento- al tango, volviendo a ser una dupla inseparable de identificación porteña.Este nombramiento equivale a reconocer un pedacito de la cultura argentina en cualquier parte del mundo, haciendo del fileteado un arte de la humanidad que lleva nuestra impronta.

Lo que corresponde a semejante honor es tal responsabilidad, que más alla de implicar respeto y reconocimiento, hay que trabajar en pos a salvaguardarlo (y seguir aplicándolo), proteger el arte y por supuesto a los artistas, que sin ellos no podría trascender esta tradición que hoy también es orgullo argentino internacional. 



viernes, 23 de octubre de 2015

INNOVAR DESDE LO VISTO

La última vez que fui a una muestra y realmente me sorprendí fue a principio de año en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, acá en La Plata.
Luciano Zapata, en El Edificio y su meta, concibió al museo como un cuerpo natural proponiendo sanarlo, y una sanación tuvo lugar en la inauguración, donde tres mujeres sentadas en ronda en el medio de la sala hicieron Reiki.
Si fuera Barthes diría “me punzó”, porque fue esa la sensación. Y desde ese marzo hasta ahora no pude encontrar obra o hito en una exposición que me genere algo semejante.
A la obra de Zapata la acompañó la música en la vereda de Autocine Bazaar, y Warnes proyectó imágenes (mapping) sobre la fachada de la Casa de Gobierno (ahí en frente del Museo), que complementaron bien el mensaje.

A partir de un texto que leí hace poco -
Teoría de la Vanguardia de Bürger- y de algunas charlas en el aula, me repregunté si hoy estamos viviendo alguna vanguardia, o cual fue la última de la que fuimos testigos. No tengo la respuesta.
Burger dice que los movimientos vanguardisticos no tuvieron éxito en su propuesta de borrar la barrera entre el arte y la vida, en fusionar de una vez, y para todas, el arte y la sociedad.
Y quizá es por eso que estoy esperando que “el arte” me incomode con respuestas a las preguntas que emergen de la sociedad, o que venga a sacudir lo instaurado y revele nuevos paradigmas.

Con o sin vanguardia definida, de lo que vive y se nutre el arte  es de la innovación.
Innovar implica ese sacudón (necesario), la superación y muchas veces se basa en una revisión de aquello que supo marcar un antes y un después, como si se tratara de -valga la redundancia- innovar lo que fue innovador y ahora ya quedó “normal” por estar asimilado, para que se genere esa dinámica que debe existir entre lo que vemos y lo que vivimos desde una óptica que implique ver "mas allá".

El Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino de Mar del Plata, inauguró Bi-siones, apelando a este recurso de innovar lo que ya vimos.
La colección de artistas argentinos del siglo XX, que constituyen parte del patrimonio cultural local, fue reinterpretada. Bajo la coordinación general de Claudio Herrera, jóvenes ilustradores marplatenses hicieron, sobre la muestra original, nuevas lecturas y recrearon las obras desde sus vivencias, su innovación, sus técnicas y la tecnología, y contexto que aporta el siglo XXI.
Se propuso un diálogo entre el antes y el ahora, suprimiendo el paso del tiempo pero no negándolo, porque es quien define la diferencia.
Cuadros de Menza, Brughetti, Chab, Baglioni y hasta el mismo Castagnino –entre otros- fueron reinterpretados por artistas como Lerena, Medina, Sapia, y otros aventureros que aceptaron este desafío de actualizar esas imágenes.


En 1965 una experiencia rompe con los lenguajes visuales de la década. La Menesunda fue un antes y un después gracias a su inesperada provocación,  y hoy renace para interpelar a nuevos públicos y dejar otros mensajes.
"La Menesunda era, decididamente, una provocación; su objetivo, sacar a la gente del estupor de la vida cotidiana y obligarla a enfrentarse a esa cotidianeidad representada por objetos en extremo familiares, para abrir nuevas lecturas". (texto de la curaduría)
Realizada por Marta Minujín con la colaboración de Pablo Suárez, Floreal Amor, Rodolfo Prayon, Leopoldo Maler y David Lamelas, La Menesunda, constaba en 16 ambientes que invitaban a salir de lo común. No era un happening, no era una intervención, pero era algo que incomodaba, que llamaba la atención.
Fue indudablemente innovación, porque hoy es un hito. Todo el revuelo que generó en aquel entonces hace que hoy exista la necesidad de recrearla. Y tal es la genialidad de la obra que aún continua convocando y proclamándose como innovación y experiencia incomparable.
Recreada por  Minujin, instalada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, La Menesunda se presenta como bisagra. Uno la experimenta y no solo se lleva la sensación y la simbología, sino la posibilidad de abrir un diálogo con otra historia de la misma obra. (*)

Como si de repente hubiéramos descubierto una máquina del tiempo
. Uno atraviesa las obras que vienen de décadas pasadas, y gracias a la inquietud de algún artista actual, a su revisión histórica y a su innovación, podemos ver hoy como trascendieron los conceptos, las sensaciones, las técnicas, que fue lo que se perdió - si es que es el caso -, que es lo que prevalece con tanta fuerza, qué hay en común y qué genera nostalgia.

Cuando creía que había que inventar cosas nuevas para la satisfacción en un museo, me doy cuenta que la resignificación es tan interesante como inagotable, y que permite hacer un análisis (no una comparación) estableciendo relaciones que nos pueden ayudar a pensar los posibles caminos transitados por el arte, para imaginar de dónde venimos y hacia donde podemos ir.


(*) A propósito de la nota, recomiendo leer el blog de la artista plástica Belen Carzolio, sobre todo su experiencia con La Menesunda : http://desandandocultura.blogspot.com.ar/2015/10/mi-viaje-traves-de-la-menesunda.html?spref=fb

domingo, 11 de octubre de 2015

12 de Octubre… debemos respeto

Cuando íbamos a la escuela nos hacían celebrar el Día de la Raza, en un acto en que visualizábamos a Colón como héroe, que llegaba en una aventura adorable a descubrir América. Nos enseñaban el nombre de los navegantes, de las embarcaciones, pero nunca los nombres, organizaciones  y comunidades que vivían en nuestras tierras. Y no nos contaban de la violencia, la explotación, la dominación. Casi que no veíamos que ser colonia de España era condicionantemente negativo. Ciegamente cada 12 de Octubre legitimábamos “el derecho a la conquista”, reconociendo como tal ese hecho. ¿Realmente se conquistó? Creo que los verbos fueron: usurpar, abolir, exterminar, masacrar.
Nadie descubrió lo que ya existía, y desde entonces no se pudo sanar esa herida.
El 3 de Noviembre del 2010, por el Decreto Presidencial 1584/2010, la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, cambia el nombre pasándolo a llamar Día del Respeto a la Diversidad Cultural.
En Venezuela y en Colombia, desde el año 2002, el 12 de Octubre se conmemora el “Día de la Resistencia Indígena”, como contrapartida a la festividad anterior que adulaba a los visitantes y descuidaba a sus verdaderos héroes. Mientras que en Argentina existió un intento de conmemorar la resistencia indígena y manifestarse contra Julio A. Roca, el 13 del mismo mes, y fue fallido.
A su vez, la ONU, proclamó el 21 de Mayo como Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. Que en nuestro país no tiene gran trascendencia.
Y algunos grupos aborígenes celebran el 11 de Octubre el último día de libertad.
Civilizaciones enteras, organizadas, con sus creencias y sus costumbres, con sus rituales y sus tradiciones. Que eran muchas, y eran diferentes entre ellas, que había otras además de los Mayas, los Incas y los Aztecas. Otras que hasta el día de hoy son desconocidas.

La historia la escribe “el que gana” ¿ o el que la roba?. Nuestra historia la redactó el etnocentrismo europeo, y nunca pudimos quebrar ese paradigma.  Porque hasta el día de hoy no pudimos aprehender de nuestra cultura nativa, no conocemos nuestras lenguas madres, desconocemos de las medicinas ancestrales, le rezamos al mismo Dios que le rezaban los asesinos y convertimos en mitos y leyendas las creencias de los antiguos habitantes de nuestro suelo. Pero apropiamos todo lo que nos trajeron del viejo continente.
 La lucha incansable, la resistencia hasta la muerte de los aborígenes quedó asimilada a un recuerdo remoto, a una historia lineal, en la celebración del 12 de Octubre.

El revisionismo histórico nos permite, hace un tiempo, criticar, rever la historia desde otra perspectiva. Imagínense un diario, un testimonio, de cualquier nativo de aquella época, que un día amaneció bajo un régimen dictatorial y genocida. No creo que difiera mucho de lo que podría contar un aborigen de toda su historia hoy.
Y sin querer ser fatalista, simplemente para que se recree la historia sin espejitos de colores, sin subestimar al indio.
Reconociendo que la conquista no fue un viajero llegando en barcos a nuevas tierras, que fue un exterminio y tuvo tres aspectos fundamentales: la violencia directa y consciente, la actitud genocida que extermino pueblos enteros en desiguales enfrentamientos; la eliminación indirecta, que fue dada al introducir la viruela, sarampión, fiebre tifoidea, sífilis, y otras epidemias en poblaciones vulnerables y sin defensas ante estas enfermedades, además de la extrema explotación laboral a la que eran sometidos los nativos; y la destrucción de las economías regionales, y con ellas la cultura entera, trasladando a los hombres y mujeres de diferentes comunidades a otras tierras para su mejor explotación a favor de los usureros de metrópoli.
En nombre de una supuesta autoridad jerárquica y superior, los colonizadores abusaron de los pueblos autóctonos, controlaron sus tierras y riquezas, impusieron una economía subordinada a Europa, impusieron autoridades, eliminaron las normas nativas, instauraron por la fuerza nuevos dogmas e instituciones, evangelizaron compulsivamente para facilitar la dominación, humillaron a la cultura americana.

Si adelantamos en la historia, la llegada de ingleses a nuestras tierras fue denominada “invasión”, y lo aprendimos así, porque los criollos del momento lo contaron de esa forma.
Entonces, si ese avasallamiento fue invasión ¿por qué lo de Colón fue colonizar?
Ese término queda suave frente a tanta atrocidad y deshumanización. Los europeos fueron salvajes, y eso pocos lo dicen. Y estos daños, por más que sean irreparables, nunca se los intento sanar. Ya que desde entonces, los pueblos aborígenes fueron reducidos, marginados, y hasta masacrados, por ejemplo, con la campaña del desierto que emprendió Julio Roca.

Y hoy?
Hoy 12 de Octubre del 2015¿cuál es la situación de los aborígenes del suelo argentino? ¿Cambió algo por haber cambiado el nombre de un día?

El acampe de la comunidad Qom en la 9 de Julio es una muestra de la realidad.
El primer acampe, hace varios años ya, reunió miembros de diferentes comunidades del país. Todos en pos al mismo reclamo: tierras, derechos, tradiciones, medicinas, partos,  animales, educación, bosques, ríos, recursos, cementerios, sus propias vidas.
Se expusieron a vivir, por largos meses, como indigentes en medio del pavimento por demás transitado de Capital Federal. Y fueron extorsionados y sacados por la fuerza, con la mentira de que si volvían a sus tierras se los escucharía en la casa de gobierno.
Como no hubo respuesta y la situación siguió igual o peor, la comunidad Qom, de Formosa, volvió a instalarse en el centro de Buenos Aires. Y espera todavía el diálogo .

En el interior se cuentan con la mano las escuelas bilingües que enseñen las lenguas ancestrales, son muy pocos los hospitales que aceptan las medicinas nativas y naturales, el parto con el cuerpo de la madre vertical y sin inyecciones, y hasta algunos ni siquiera atienden urgencias de personas aborígenes. En el interior de Argentina aún se vive en un sistema feudalista con tinte colonizador, porque expropian tierras que pertenecen a las comunidades, porque incendian sus casas, porque vulneran sus derechos. Hay gobiernos nefastos que roban sus documentos de identidad para votar, que se aprovechan de las comunidades, que imponen el clientelismo político. Son los mismos gobiernos que no pueden velar por sus derechos y que dejan entrar empresas multinacionales que degradan el suelo y acaban los recursos, que exterminan montes y se van, dejando cada vez más pobre el suelo, matando lenta y cruelmente a la Pachamama.
Ninguna política neoliberalista/capitalista reparó en la naturaleza.
La economía rompe la ecología. La educación no sabe de cuidados del medio ambiente.
Y justamente son ellos, los pueblos aborígenes, quienes saben de coexistir con la naturaleza. Quienes viven en comunión con su hábitat. Quienes quedan marginados en un sistema que no sabe que ellos tienen la solución para más de uno de nuestros males.

Hoy es importante que reflexionemos la historia y la apropiemos, a fin de encausarla y reconocer la resistencia. La historia de América la tiene que contar un americano.
El respeto a la diversidad cultural nos debiera hacer cuestionar que no se celebra nada. Que vivimos en una sociedad que no reconoce la propia historia por vivir creyendo en la de otro continente, que no respeta la tierra y las tradiciones ancestrales. Que siempre, en su diversidad, eligió asimilar y parecerse a Europa. Y eso quizá es lo que nos hizo contar una historia lineal, sin entender un proceso complejo, que hace que se unifique a comunidades diversas con su propia identidad bajo el término de “indio” – erróneo porque no estaban en la India- quienes fueron masacrados por quienes se adjudican la realeza, que nos contaron una historia desde un contexto que hoy podemos criticar.

Lo que nos hizo perder parte de nuestras creencias y costumbres nativas, por ejemplo la cultura, la forma de vida, los rasgos físicos, la religión, entre tantas otras características como la alimentación, la medicina, la educación, el idioma, el trabajo, etc.  Fue nuestra falta de inclusión con nuestra propia historia, fue la carencia de sentido de pertenencia. Algunas  pérdidas también tienen que ver con la globalización, indiscutiblemente, porque si analizamos los distintos contextos, con sus particularidades históricas, políticas y culturales que entraman la historia que hoy atendemos, tenemos que ser conscientes de que otra colonización, no violenta, se dio con los aluviones de inmigrantes europeos que vinieron a poblar el suelo argentino. Y, desde siempre, desde Buenos Aires, con ese aire de metrópoli con tendencias extranjeras, se prefirió al inmigrante europeo, al ilustrado, al blanco, al que buscaba trabajo manufacturado y luego industrializado. Desde siempre se dejó olvidado al indio, al diferente, al que estaba desde antes en la tierra que se quería “hacer progresar”.Hoy, todavía, los tratamos de "ellos". Nunca fueron y no serán "nosotros".

Aunque corrientes antropológicas los reconozcan, historiadores e investigadores sean justos con la reconstrucción de los hechos, todavía falta lo más importante que es que puedan mejorar sus condiciones de vida. Es innegable que hubo avances en el tratamiento del tema pero siguen
postergados, marginados, alejados, no incluidos. Les debemos su integridad, les debemos 500 años de respeto a las comunidades que habitan a su manera el suelo argentino.