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viernes, 28 de julio de 2017

Cultura y Desarrollo II

Documento de Reflexión - Problemas Contemporáneos de la Gestión Cultural



La situación cultural que el mundo atraviesa hoy, por lo menos desde lo conceptual, debe ser analizada bajo los parámetros que implican los tan complejos procesos de modernidad y globalización con sus lógicas liberales dentro de la estructura capitalista que deviene en fases históricas que crean las condiciones en las cuales se gestan los paradigmas del conocimiento que nos permiten, desde diferentes perspectivas, abordar las problemáticas culturales que nos atraviesan.

Es fundamental, abordando la cuestión desde Lander en su texto “La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales”, pensar que epistemológicamente nuestro pensamiento está constituido dentro de un sistema capitalista moderno liberal, y que ésta configuración del saber deviene de la naturalización de conceptos que unen nuestra actualidad con siglos anteriores en una lógica lineal sostenida por la colonialidad del poder, del saber y del ser.

Esta estructura de pensamiento aplica tanto a lo territorial como a lo conceptual. Constituyendo así un colonialismo de los saberes, lenguajes, memorias, imaginarios, prácticas, etc., con tendencia a conformar un mundo unificado en tiempo-espacio bajo una narrativa universal, donde Europa es el centro y quien escribe, desde la ciencia, el relato de la historia desde su perspectiva (poder imperial). A partir de lo que se configura una universalidad excluyente porque se basa en una particularidad.
Esta universalidad niega todo derecho diferente al liberal, por lo que los espacios y culturas colonizadas “deben” abandonar sus prácticas para integrarse (subordinarse) a este único mundo que los ubica por fuera de la ya consolidada y desarrollada civilización europea, excluyendo sus saberes pero utilizando su fuerza de trabajo para continuar el proyecto de modernidad.
Es así que las transformaciones que implica el desarrollo - como la expulsión de los habitantes de sus tierras, la prohibición al acceso a los recursos naturales y el sometimiento al trabajo - alteran los cuerpos, los individuos, las formas de vida, las prácticas culturales, los territorios, el tiempo y el trabajo, para instalar una economía moderna (fabril), a la vez que naturaliza la resistencia misma al modelo impuesto ya que es considerado la única forma de vida posible. Y este único destino conduce a la imagen y semejanza de Europa, autopotenciada como la civilización más desarrollada, como destino al que toda sociedad debe aspirar a ser (o debe ser conducida), mediante una idea de progreso que tiende a jerarquizar y clasificar las diferencias, mientras se naturalizan las formas de una sociedad liberal-capitalista, mediante la ciencia, que como es el saber que produce la única civilización supera al resto de los conocimientos; todo ello dado en el marco de la modernidad como idea central.

Es decir, nuestra lógica de análisis y las categorías conceptuales se circunscriben en el devenir histórico en que el pensamiento científico  se constituye como una herramienta que afirma y reproduce la fuerza hegemónica del poder dentro de su modelo civilizatorio de carácter universal naturalizado en una sociedad capitalista liberal occidental.
Desde entonces las ciencias sociales han servido más para establecer diferencias y contrastes con la experiencia histórico-cultural-universal de Europa, que para el conocimiento de las sociedades a partir de sus especificidades histórico culturales. Y quienes generan la ciencia, las elites, se hacen cargo de la intersección de diferentes temporalidades históricas tratando de elaborar con ellas un proyecto global.
Los conceptos de evangelización, civilización, modernización, desarrollo y globalización establecen un patrón civilizatorio superior y normal donde se entrelazan y conforman un discurso. Y este patrón occidental se naturaliza como imaginario acotando dentro de sí muchas luchas sociales y debates político-intelectuales en Latino América.
Centralizando el poder/saber/ser en cinco países industrializados (Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos) en la segunda mitad del siglo XIX,  la reconceptualización o adaptación de los siguientes términos se define en el diálogo de sus génesis y las consecuencias que apareja la actualidad.
Las ciencias sociales considerando “no-modernas” a las tradicionales cosmovisiones de América Latina, las coloca como expresión del pasado, negándoles la posibilidad de su contemporaneidad. Sin embargo, ejerciendo su capacidad de ver y hacer desde una perspectiva “otra”, el pensamiento social latinoamericano busca formas alternativas de conocer, cuestionándose los saberes coloniales/ eurocéntricos/ modernos/ civilizatorios en el continente.
La perspectiva pluralista, que acepta la fragmentación y las múltiples combinaciones que se dan entre tradición, modernidad y posmodernidad, es la que describe mejor la coyuntura latinoamericana. Y en la configuración del “nosotros”, atravesado por los movimientos de emancipación, expansión, renovación y democratización, emergen las ideas de los nuevos paradigmas latinoamericanos vinculados a la comunidad, el saber popular, la liberación, la perspectiva de dependencia, y la crítica del eurocentrismo legitimando y reivindicando su propia historia.
La globalización es un concepto definitorio en el proceso de (re)construcción identitaria y reconocimiento del saber propio en América Latina.
Si bien el proceso de globalización pretendía aplicar como un sistema que igualaba las condiciones socioeconómicas a la vez que impulsaba un sostenido proceso de uniformidad cultural, fracasó y hasta provocó lo contrario, ya que complicó el hecho cultural impulsando el renacimiento de las identidades y luchas reivindicatorias. Abriendo el escenario a la pluralidad, constituyendo sistemas complejos que implican la inclusión de múltiples culturas inmersas en las mismas lógicas políticas y organizaciones económicas y jerarquizando las relaciones en su interior. La diversidad se da en una misma sociedad, proponiendo la otredad sociocultural y las situaciones multiculturales en un mismo territorio.
En Latinoamérica la diversidad adopta la forma de la autonomía, sin embargo la tendencia vigente de un enfoque liberal genera contradicciones entre la particularidad étnica y la universalidad respecto a la compatibilidad con los derechos y las garantías de los individuos dentro de las naciones contemporáneas. Por lo que se opone el liberalismo duro al relativismo absoluto que terminan funcionando como las dos caras de una misma moneda dentro de las poblaciones unidas políticamente pero heterogéneas desde lo cultural. Lo que genera la necesidad de una legislación democráticamente convenida que favorezca la comprensión mutua entre las culturas y el establecimiento de puntos en común entre los diferentes grupos (interculturalidad), porque el problema de las identidades y los territorios ahora se circunscribe a las relaciones de los estado-nación y sus habitantes.
Es así como de ser “los otros” latinoamericanos, se comienza a desglosar un “nosotros” en una cantidad de “otredades” internas en el abordaje territorial respecto al análisis de las identidades culturales que, queriendo salir de un paradigma colonial que implica la dependencia y la misma “otredad”, reproduce dinámicas cotidianas con las mismas lógicas en el abordaje de las propias prácticas culturales.
En un artículo periodístico que rescata Barbero en el marco del Foro Mundial  Comunicación y diversidad, Barcelona, 2004, se explica al capitalismo como un conjunto de valores culturales arraigados a la competencia, las ganancias y el valor de la libertad, y estos no son compartidos universalmente por lo que la intromisión del capitalismo en las diferentes naciones representa un ataque a la política y a la cultura.

Para sumar a la causa, Appadurai agrega que la globalización ha introducido al menos tres complicaciones principales: intensifica las tensiones entre los inmigrantes y los ciudadanos, exacerba las políticas nacionales de identidad e intensifica las tendencias xenófobas nacionalistas.
En la era de la globalización se intensifican los movimientos poblacionales, que interaccionan con fronteras abiertas y libre comercio, lo que contribuye a difuminar las fronteras de la ciudadanía nacional ante el impacto de estos nuevos ciudadanos, a la vez que “el reconocimiento público y político a la diversidad cultural es aumentar una posible amenaza a la integridad nacional, ya que todas las naciones se basan en alguna forma de identidad cultural como componente dominante de la identidad nacional” (Appadurai, 2004).

Es decir, que las condiciones globales del capitalismo aplican con su lógica neoliberal en los Estados-Nación de América Latina, configurando su plítica y su cultura, ya que interpela la propia noción de Estado y el propio territorio comienza a ser un campo donde se dan distintas luchas de poder con nuevas prácticas y actores culturales “otros”.
Dentro del contexto de las sociedades hegemonizadas por el pensamiento neoliberal, existen situaciones de diversidad sociocultural que se expresan en relaciones de desigualdad signadas por la dominación y la subordinación de las culturas.
Estas formas tienen lugar dentro de Estados debilitados por el mercado, que funciona como agente organizador de la sociedad, perdiendo fuerza como actores simbólicos de la cohesión nacional.  Como principal consecuencia de esta relación mercado/estado se percibe un achicamiento de recursos públicos en relación a la cultura, ya que no es considerada rentable en términos productivos.
Barbero plantea que “la interculturalidad en las dinámicas de la economía y la cultura-mundo moviliza no solo la heterogeneidad de los grupos y su readecuación a las presiones de lo global, sino la coexistencia al interior de una misma sociedad de códigos y relatos muy diversos, conmocionando así la experiencia que hasta ahora teníamos de identidad”. Y son las transformaciones en la cultura las que nos exigen discernir dos concepciones acerca de la identidad, distinguidas por este autor como radicalmente opuestas. Una relacionada con raíces, raigambre, territorio, tiempo largo, y  memoria simbólicamente densa. Y otra, más actual, que implica las migraciones, movilidades, redes, flujos, instantaneidad y el desanclaje.
Las migraciones son un ejemplo claro de las causas/efectos de la globalización en la importancia de las prácticas culturales dentro del proceso de construcción de la identidad.
La construcción identitaria entendida como proceso cultural, material y social que en el caso de los migrantes se encuentra en una constante reconstrucción.
En busca de la comunión se agrupan por etnias y reinterpretan el territorio, reutilizando recursos (simbólicos, naturales, materiales) para manifestar su identidad, resistiendo en cierta medida al cambio y la cultura hegemónica del nuevo espacio,
“Deben construir su identidad a partir de una nueva situación en un territorio cultural que no le es propio, en el cual la alteridad es el modo de construirla. Esta realidad es lo que hace cuestionar la propia identidad” (Romero Laura, 2009).
En este diálogo entre culturas, donde se ponen en crisis los propios hábitos los inmigrantes deben adecuarse e insertarse en una nueva estructura social, lo que para Bourdieu es enfrentarse a un campo con otros códigos que no les son propios y donde su habitus se pone en crisis ante una nueva estructura social.
Nos encontramos entonces en un contexto donde los estados nacionales están atravesados por la pluralidad cultural, y la cuestión fundamental es el lugar del otro en esta dialéctica territorio/identidad.
Como plantea Appadurai, el pluralismo cultural está estrechamente vinculado con las concepciones que tenemos sobre gobierno, pertenencia y reconocimiento político. La condición para el pluralismo es una coexistencia que permita el desarrollo de las identidades en juego, y requiere de una guía que permita que estas relaciones se den de manera segura, creativa y de un modo sostenible.
El pluralismo sostenible entendido como “una situación en la que un número finito de diversos grupos culturales está organizado para relacionarse entre sí, de modo que cada uno de ellos tenga las máximas oportunidades para reproducir su identidad y para evolucionar creativamente en el tiempo (…) Y el asunto primordial es cómo hacerlo dentro de las sociedades nacionales particulares, organizadas políticamente como estados” (Appadurai y Stenou, 2001).
Los autores plantean entonces el problema del pluralismo sostenible, entendiendo  la condición de los sistemas culturales como la permanencia del cambio y la perduración de ciertas tradiciones. Por lo que deben mantenerse las condiciones para que todos puedan sobrevivir y reproducirse, a la vez que se deben también reproducirse y evolucionar las relaciones entre ellos. Lo que requiere un diálogo constante entre factores locales y globales, entre cultura e historia y entre políticas públicas (estado) y opiniones de las comunidades (nuevas voces).
Lo crucial de esta situación está en la relación que se da entre la defensa de la diversidad cultural de las comunidades y la conciencia ciudadana del derecho a la diferencia desde lo cotidiano, teniendo en cuenta la pluralidad y la norma de cada Estado en particular, donde el abordaje de lo nacional implica tener en cuenta las heterogéneas realidades del afuera y del adentro, y  la relación indisoluble de lo local con lo mundial.
Las nuevas condiciones globales  presionan al Estado al descentramiento de lo nacional a la vez que estimulan la integración regional. El escenario requiere la constante articulación de las partes y un esfuerzo de cooperación, sobre todo teniendo en cuenta el notable divorcio entre estado y sociedad que compromete la sostenibilidad cultural.
A través de los avances en el tema la UNESCO, en sus diversos seminarios y documentos, plantea un nuevo sentido de cooperación, entendiendo a la diversidad ya no como una pluralidad en la que “todo vale”, sino en relación a la alteridad referida a las culturas “otras” y subalternas, reconociendo los posibles conflictos que implican las relaciones interculturales, y dando cuenta de las asimetrías y las dominaciones existentes, que perduran y se manifiestan en la desigualdad social y en la discriminación política.
En el intento de superar la modernidad fragmentada y dominante, la globalización trae aparejada la decolonialidad del poder con nuevas dependencias económicas a nivel global, y territoriales a nivel local. La decolonialidad del ser  se contextualiza pujando entre la homogeneización global, el pluriculturalismo y el derecho a la propia identidad,  que implica el reconocimiento latinoamericano pero que también es llevado a lo territorial y lo cotidiano de cada Estado y su diversidad, y en ello se propone la decolonialidad del saber impulsada por las críticas a los paradigmas eurocéntricos de las ciencias sociales y a la reconceptualización de las definiciones del asunto pero con un revisionismo que debe interpelar las propias prácticas culturales. El eje está en visualizar las problemáticas interculturales que se mantienen vigentes y las que se generan ante las desigualdades, sobre todo teniendo en cuenta los movimientos poblacionales y las relaciones conflictivas que se dan entre las distintas identidades en un mismo suelo.
Poniendo en foco el proceso de construcción de la identidad, definida desde Romero, como una construcción histórico-cultural con rasgos significativos – valores, símbolos, tradiciones, creencias y comportamientos-  de las culturas que referencian a un determinado grupo que se encuentra en constante cambio. “La base de la construcción de la identidad, entonces, es la conciencia común de tener todo un conjunto de características que los identifican como pertenecientes a un grupo y diferentes al resto” (Romero,L. 27, 2009).
Las prácticas culturales de los migrantes  en los nuevos territorios adquieren profunda importancia, ya que deben negociar su identidad frente a los otros para poder reafirmarla y reconstruirla dentro de la lucha de poder  que posiciona a un grupo sobre otro. Se da entonces una identificación con la cultura propia mientras se manifiesta la diferenciación con la cultura dominante.
En estos casos la diversidad se da en un marco socio-cultural constituido por las diferencias étnicas, por la subordinación, las relaciones de dominación y la evidente desigualdad social como condicionamiento a estos grupos migrantes. Y esta situación es particular a cada grupo, a cada territorio y a cada momento en qué se presenta. Teniendo en cuenta que esa dominación y diferencia acentúa y refuerza la propia identidad migrante. Por lo que la inclusión estaría en un horizonte lejano si la cultura dominante constituida por la nacionalidad del Estados no ejerce políticas públicas culturales directas y eficaces.
Estas relaciones de asimetría no solo despiertan la necesidad de políticas sino que también lo que María Rosa Neufeld llama “discurso de la tolerancia”. La tolerancia como una noción compleja, donde el diferente es inferior y el tolerante es el qué decide qué es lo tolerable y qué no. Por otro lado, la concepción del “otro”  en tanto extranjero como un “invasor, ocupante ilegal, intruso, delicuente, inmigrante ilegal, indocumentado, usurpador de puestos de trabajo, etc” (Montesinos, Pallma y Sinisi, 1997, citado por Neufeld 2006).
Es decir, que se vuelve a reproducir una lógica de dominación y de etnocentrismo. La misma con que se juzga a aquellas “civilizaciones” que imponían sus normas y disminuían al “otro”, pero esta vez se da entre vecinos latinoamericanos.
 “La democratización del debate cultural depende de la dignidad económica y de la emancipación financiera de la gente corriente en tantas comunidades como sea posible (…) para garantizar que los argumentos a favor de los derechos culturales no sean solamente eslóganes de las elites autoelegidas que realmente perjudican a los intereses de los grupos enteros dentro de la comunidad, tales como las mujeres, los niños, los ancianos u otras víctimas de la discriminación” (Appadurai, 2001)
Por lo que no se puede pensar  la problemática de las identidades en los territorios sin hablar de derechos culturales y de pluralismo sostenible, y antes aún de políticas de dignidad, inclusión, democratización y respeto. Los derechos culturales deben pensarse y aplicarse con el objetivo del bienestar de todos los ciudadanos. El pluralismo cultural necesita Estados que concedan a los distintos grupos culturales el derecho a la diversidad y la participación en la esfera pública, abrir la soberanía reconociendo a todos los ciudadanos por igual, descentralizando el nacionalismo y considerándose depositarios de la pluralidad y garantes de su sostenibilidad.

Dos herramientas fundamentales para estos objetivos son la educación y la comunicación. La primera como un derecho que implica una obligación, una proyección a futuro para las comunidades venideras en pleno compromiso con la coexistencia y el fomento a la pluralidad. La segunda para reafirmar y contar la vida cultural. “Para que la pluralidad de las culturas del mundo sea políticamente tenida en cuenta es indispensable que la diversidad de identidades pueda ser contada, narrada” (Barbero 2004). Y en la actualidad los avances tecnológicos facilitan una multiplicidad de formas de comunicar. Estas transformaciones comunicacionales tienen una relación directa con la democratización del saber y con la configuración de las identidades. La reconfiguración de las culturas pasadas responde a la intensificación de la comunicación y a la interacción que permite entre culturas de diferentes lugares del mundo, rompiendo algunas fronteras de exclusión, dando lugar a nuevas voces.

 La comunicación como dimensión fundamental para el revisionismo histórico en esta búsqueda independiente de América Latina por reconstruir su historia, refundar sus lazos y fomentar a la interculturalidad en la nueva fase de la cooperación, estableciendo redes de intercambio de información, artistas, gestores, formaciones, tanto en lo macro social como en las dinámicas territoriales cotidianas. La comunicación y las redes culturales como nuevos espacios públicos haciendo frente a las barreras políticas y territoriales, dando lugar a nuevas expresiones.
Abrir el relato universal que pretenden las ciencias sociales es fomentar la comunicación para el (re)conocimiento, para que no solo seamos herederos del pasado sino hacedores de futuro.

Ordenanza 11301 Registro municipal de espacios culturales alternativos de la ciudad de La Plata

El siguiente trabajo propone un análisis de los principales ejes de la Ordenanza Municipal 11301  es la correspondiente al Registro municipal de espacios culturales alternativos de la ciudad de La Plata
La misma se conforma a partir de:
 Considerar que la ciudad cuenta con una gran cantidad de espacios culturales alternativos y que dichos espacios articulan políticas que son comunes y complementarias a las que son llevadas adelante por el municipio
Con el fin de ayudarlos a reunir las condiciones necesarias para poder ser habilitados
Y permitirles el acceso a la subvención que otorga la Municipalidad
A la vez que se propone superar la ordenanza 10.463 («REGIMEN DE FOMENTO MUNICIPAL PARA ESPACIOS CULTURALES ALTERNATIVOS» . 2008)
Lo que plantea un trabajo en conjunto desde las secretarías municipales de Cultura/Educación y de Legal/Técnica, con la coordinación de UCECAA (Unión de Centros Culturales Alternativos y Artistas de La Plata), RECA (Ronda de Espacios Culturales Autogestivos) y REC (Red de Espacios Culturales)
Esta ordenanza define a los espacios no convencionales, experimentales o multifuncionales a aquellos en los que se realice la producción, formación, investigación y promoción del arte y la cultura en sus diversas manifestaciones:
artes escénicas (danza y teatro)
música
artes plásticas
literatura
medios audiovisuales
exhibiciones de artes visuales
proyecciones multimedia
charlas/conferencias
educación formal y no formal
U otras expresiones culturales y cualquier actividad de carácter formativa relacionada con todas las manifestaciones tangibles e intangibles del arte y la cultura.
La base de la ordenanza se constituye a partir de la creación de un Registro Municipal de Espacios Culturales Alternativos que funcionará desde la Secretaría de Cultura, el cual deberá ser:
-          Público
-          Gratuito
-          Y deberá brindar asesoramiento LEGAL y CONTABLE.
Para acceder al Registro cada Espacio deberá presentar (en la oficina 203 del Pasaje Dardo Rocha, de 9 a 13hs.)
-          Personería Jurídica
-           Acreditación de la propiedad (alquiler, comodato, locación)
-          Certificación de Bomberos (Anti-siniestro)
-          Plano aprobado por la Dirección de Obras Particulares (2 copias)
-          Proyecto de Planificación Cultural

Una vez habilitados deberán contar con Cobertura de Emergencias Médicas
Este documento legal abre una nueva manera de concebir la organización de este tipo de espacios culturales, a partir de la cual se deberá regularizar el hecho de contar con una planificación mensual de cada actividad que lleve adelante.

El artículo 3 plantea como requisito de los Espacios Alternativos presentar un PROYECTO DE PLANIFICACIÓN CULTURAL, que especifique las actividades culturales y artísticas a realizar y la zona de incidencia de las mismas.
Esto implica: cursos, talleres (con sus docentes), exposiciones, ferias y actividades de nocturnidad

El artículo 11 de la ordenanza dice que en lo que respecta a la nocturnidad del espacio solo se podrán realizar 4 eventos nocturnos mensuales, y en caso de modificarse deberá darse aviso con un mínimo de 4 días de anticipación al evento.
(para garantizar el Control Urbano)
A su vez, la planificación presentada será utilizada para calcular la categoría que corresponde para recibir el monto de dinero correspondiente:
CATEGORÍA
HORAS SEMANALES
SUBVENCIÓN
A
DESDE 8
SUELDO BÁSICO MUNICIPAL
B
DESDE 12
CATEGORÍA 4 DE UN SUELDO MUNICIPAL
C
DESDE 16
CATEGORÍA 5 DE UN SUELDO MUNICIPAL
D
DESDE 20
CATEGORÍA 7 DE UN SUELDO MUNICIPAL

Respecto a las cuestiones administrativas se deberá tener en cuenta que:
       Las subvenciones se cobrarán del 1 al 5 de cada mes
Pudiéndose cobrar hasta 3 subvenciones anticipadas
La condición es presentar la rendición de cuentas.
Ante cada subvención deberá acreditarse que el destino del dinero fue para el acondicionamiento del espacio
       Por cada actividad que el espacio brinde deberá ofrecer el 10% de la totalidad de los inscriptos como becas gratuitas.
Estas becas podrán ser utilizadas por personas beneficiarias de los programas Progresar y Asignación Universal por Hijo.
En cuanto a las actividades complementarias de los espacios se reglamenta que:
Si bien los espacios podrán contar con la subvención municipal, el artículo 12 aclara que podrán funcionar actividades complementarias al uso del espacio alternativo, tales como la venta o canje de:
- producciones artísticas
- producciones culturales
- ferias
- alimentos y/o bebidas
Estas actividades deberán funcionar conjuntamente con las propias del espacio, no pudiendo superar el 30% de la superficie total del lugar.
En caso de venta de alimentos se deberá adecuarse a lo establecido por la ordenanza municipal n°11248

Otro organismo que nace a partir de la ordenanza es la Comisión De Coordinación De Política Cultural De La Municipalidad De La Plata, que  se creará conformada por:
 2 miembros de la secretaría de cultura
 2 miembros representantes del consejo deliberante
 3 representantes de los espacios culturales alternativos
Y tendrá por objeto: recibir, evaluar, promover, difundir y asesorar las propuestas de los espacios tramitar las exenciones tributarias entregar certificados de registro, articular políticas culturales e iniciativas comunes y mediar situaciones entre vecinos y espacios.

OBSERVACIONES Y CONCLUSIONES DE LA ORDENANZA
La ordenanza surge como propuesta de la UCECAA y la RECA como respuesta a las necesidades básicas que afrontaban la mayoría de los espacios alternativos:
- problemas edilicios
- problemas de habilitación
-          falta de presupuesto
Lo que se consigue además del incremento de una subvención es el control riguroso de las actividades de cada espacio, de su financiamiento y seguridad.
Esto puede analizarse como un quiebre de lo que se entendía por «espacios independientes»
Se establece un nuevo paradigma en la organización de los espacios alternativos que requieren desde ahora
       habilitación
       personería jurídica
       estructura organizativa (pte, tesorero, etc)
       planificación
       responsabilidad
       compromiso

La sanción de esta ordenanza se afianza como un momento de visibilización y reconocimiento del gestor cultural:
       siendo clave en la orientación y organización del espacio
       aportando sus herramientas para un correcto funcionamiento, haciendo y siguiendo una planificación estratégica
       pudiendo trabajar en coordinación con vecinos y/o los otros espacios
       contribuyendo a los aportes fundamentales a la cultura local


lunes, 16 de enero de 2017

Símbolos y Borges


Ensayo sobre los símbolos utilizando como disparador textos de Jorge Luis Borges.





Una de las grandes virtudes de este autor fuè habernos dejado historias llenas de frases punzantes, que siguiendo sus líneas o sacadas de contexto, tienen la facilidad de convertirse en una ventana hacia donde imaginemos, un camino de ida al infinito análisis de las cosas.
Los textos de Borges siempre merodean temas del tiempo, laberintos, otros, dobles, muertes, sueños, realidad o irrealidad, siempre abordados desde lo simbólico, que más allá de ser la palabra, la prosa y el libro, es el símbolo de cada concepto, el reflejo de una proyección o la metáfora, la literatura como medio para expresar un cosmos de pensamiento.


Verzi, sabiendo estas cualidades, en sus estudios le adjudica a Borges la categoría de clásico, siendo que nunca se agota, que en él siempre hay territorio para pensar y repensar.


“Los actos son nuestro símbolo” escribió Jorge Luis Borges en el cuento “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” (1949), mientras relataba la vida de este personaje. Y esta es una de esas frases punzantes, lo que sería para Barthes el “Punctum” pero no en una imagen, sino latente esta vez en estas palabras que aplican a todas las vidas, dentro y fuera de la literatura.


Si bien las acciones en los textos de Borges tienen una carga simbólica por ser ficción, en la vida real también cada acto es un símbolo. De ahí deviene el estudio del ceremonial, el protocolo, la sociología, la antropología, la psicología, el análisis del hombre. El hombre es un ser simbólico. El simbolismo nos rige desde siempre, porque el hecho de vivir en comunidad institucionaliza acuerdos conceptuales desde y por lo simbólico. Entendiendo por símbolo todo aquello que establece una relación de identidad con una realidad a la que representa o evoca. Es decir, establece la retórica entre el pensamiento y lo que se émula, que se corresponde mediante un nuevo concepto simbólico, y al nombrarse sugiere lo real. Y todo este proceso es natural, relativo y trascendental en la vida del hombre. Por lo que, el símbolo es más que una convención para expresar la realidad, ya que es mediante los símbolos la única manera de aprehender la realidad, siendo imprescindibles y constituyendo sus propias categorías del pensamiento.


Todas las representaciones y manifestaciones del hombre se plasman en símbolos, y parecieran ser objetos, sustantivos, resultados de… materia o convenciones. Pero todo lo que hace el hombre es simbólico, incluyendo lo material y lo inmaterial. Además de todo lo estético, artístico, culinario, señalético, decorativo, tangible, los símbolos son acciones, son actitudes, gestos, intangibles, abstracciones.
La cultura es acción, es ser y hacer. Es verbo.


Todos los símbolos parecieran sustantivos y el hombre/mujer sería la herramienta para que (en) la cultura nazca, viva, se transforme y muera; y a la vez cada símbolo es el que hace que el hombre/mujer nazca, viva, se transforme y muera.
Como si intentaramos dilucidar qué estuvo primero, si el huevo o la gallina. Como si en realidad pudiésemos separar lo simbólico de la cultura, siendo retroalimentados y definidos uno en el otro, aceptando que cada símbolo nos hace a la vez que re.hacemos cada símbolo, y aplica a lo colectivo como también cobra un valor agregado desde lo personal, y es donde cada individuo en su posibilidad/capacidad de hacer podrá (re)definirse en cada decisión. Como si se tratara de “hacer para cambiar lo que nos hicieron ser/hacer” signados por un contexto cultural inmediato y/o globalizado, y en ello valdrán las subjetividades, en la manera en que se refleja la interpretación de lo simbólico (como el conjunto de todo y cada uno de los símbolos que recibe un individuo) en la reproducción y/o producción de nuevas convenciones.


Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) “.

Cuando Borges escribe que el ejercicio de los símbolos presupone un pasado compartido, carga del sentido histórico y social a la cuestión, y es en estas vías su modo de transmisión. Con los diferentes puntos de vista que describe en el Aleph incita a pensar en que todo aquello, incluso los símbolos, que se nos presenta en todas sus dimensiones no es posible de describir de manera unívoca.


La simbología se hereda y se aprende. La memoria colectiva cultural implica en sí misma un símbolo social de preservación y transmisión identitaria. En la memoria de los pueblos caben las fiestas, ceremonias, ritos, interacciones sociales, costumbres, hábitos, tradiciones, valores, convicciones, normas, leyes, creencias, y todo aquello que se asocia a la representación colectiva que perdura en el tiempo. Esta memoria colectiva que por más que sea durable está en constante conformación es una construcción a la vez que una afirmación de la identidad. Por lo que implica la asimilación de lo propio a la vez del reconocimiento de la distinción particular.
El proceso de la memoria colectiva es propio del hombre, constituye su esencia de ser social, y es aquello que permite que se preserve el patrimonio material e inmaterial como legado a las generaciones venideras.
Es decir, que la creación e interpretación de los símbolos se da en el marco de la representación social que se transmite de forma axiológica, articulando significaciones y las influencias en lo trascendental, en los valores y conocimientos que se compartan en lo particular de cada comunidad. Esto recae en la vida de la comunidad, en sus estructuras sociales, en sus recursos, su medio, y su producción,  y a fin de cuentas en sus actos que son también sus propios símbolos.


Los experimentos individuales son, de hecho, mínimos, salvo cuando el innovador se resigna a labrar un espécimen de museo, un juego destinado a la discusión de los historiadores “ (El otro, el mismo. 1964. Borges)


Renovar los símbolos es propio de cada cultura viva, mantenerlos es solo de aquellas que logran perpetuar una identidad colectiva, apoyadas en mitos, ceremonias, protocolos y tradiciones que sólo en función de aportes concretos, reales y necesarios se mantienen de generación en generación. Y en ello se resalta la cualidad colectiva. De ahí que como dice Borges lo individual acaba en el museo, como única manera de perpetuarse.
¿Cuantas obras que vemos en los museos de arte realmente entendemos tal cual lo plantea el artista? ¿Cuantas interpretaciones caben en una obra de arte abstracta (símbolo/simbólica)? ¿Cuantos son, en una sociedad tipo, los que frecuentan con verdadero goce un museo de arte?
Podemos entonces plantear “nichos ecológicos”? y en alusión a términos biologicistas,¿ sobreviven solo los símbolos más aptos ? ¿Mueren los símbolos con las culturas? Y como muerte a estos términos me refiero la mera reducción de ellos a la permanencia perpetua en una vitrina de museo.

Será entonces lo que la sociedad pueda (re)interpretar y (re)vivir del universo simbólico en el que nace lo que permanecerá y dará forma a la cultura actual,definida en su “hacer” más que en su historia aunque todo su hacer esté signado por su pasado (legado). Cíclico.




_* referencias bibliográficas:
El Aleph (1949); El otro El mismo (1964);  Biografía de Tadeo Isidoro Cruz.(1949). J.L. Borges
- El simbolismo precolombino, Federico Gonzalez.
- Entre la expectación y el desencanto. Horacio Verzi (desde el blog http://alpialdelapalabra.blogspot.com.ar/)

viernes, 9 de septiembre de 2016

Conservación y Revitalización de Patrimonios Urbanos

El presente trabajo de investigación tiene como objetivo la lectura, interpretación e investigación sobre la Carta Internacional para la conservación de ciudades históricas y áreas urbanas históricas, (WASHINGTON 1987)



La carta de Washington refiere a los núcleos urbanos de carácter histórico, grandes o pequeños, comprende todo tipo de poblaciones (ciudades, villas, pueblos, etc.) y, más concretamente, los cascos, centros, barrios, barriadas, arrabales, u otras zonas que posean dicho carácter, con su entorno natural o hecho por el hombre.
 Más allá de su utilidad como documentos históricos, los referidos núcleos son expresión de los valores de las civilizaciones urbanas tradicionales. Actualmente se hallan amenazados por la degradación, el deterioro y, a veces, por la destrucción provocada por una forma de desarrollo urbano surgida de la era industrial que afecta a todas las sociedades.

El objetivo del documento  es definir los principios, objetivos, métodos e instrumentos de actuación apropiados para conservar la calidad de las poblaciones y áreas urbanas históricas y favorecer la armonía entre la vida individual y colectiva en las mismas, perpetuando el conjunto de los bienes que, por modestos que sean, constituyen la memoria de la humanidad.

Sus objetivos se basan en la conservación de los espacios urbanos históricos en relación a una eficacia dada por la integración coherente al desarrollo socio-económico actual del contexto, y también al planeamiento territorial y urbanístico.
Lo que se intenta conservar está ligado a los valores de carácter histórico de la población o del área urbana incluyendo elementos materiales y espirituales que determinan su imagen.
Para lograr el objetivo se propone la participación y el compromiso de los habitantes como factor determinante, ya que a ellos concierne la conservación. Las intervenciones en las poblaciones y áreas urbanas históricas deben realizarse con prudencia, método y rigor, evitando dogmatismos y atendiendo a la particularidad de cada caso.
El plan de conservación debe comprender un análisis de datos, particularmente arqueológicos, históricos, arquitectónicos, técnicos, sociológicos y económicos, realizados por estudios multidisciplinares, para poder definir la principal orientación y modalidad de las acciones que han de llevarse a cabo en el plano jurídico, administrativo y financiero. Su intención final es lograr una relación armónica entre el área urbana histórica y el conjunto de la población.
Y como ya se dijo que la población es un factor determinante, el plan para ser aplicado debe contar con la adhesión de los habitantes.
Esta carta tiene como antecedentes y complementos, la carta de Venecia de 1964 y la de Nairobi en 1976.
La primera es la Carta Internacional sobre la
Conservación y la Restauración de Monumentos y de Conjuntos Histórico-Artísticos, que tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e históricos del monumento y se fundamenta en el respeto a la esencia antigua y a los documentos auténticos.
Mientras que la segunda es la
Recomendación relativa a la Salvaguardia de los Conjuntos Históricos o Tradicionales y su Función en la Vida Contemporánea, que considera que los conjuntos históricos forman parte del medio cotidiano de los seres humanos en todos los países, que constituyen la presencia viva del pasado que los ha plasmado y que garantizan al marco de vida la variedad necesaria para responder a la diversidad de la sociedad y que, por ello mismo, adquieren una dimensión y un valor humano suplementarios, y por ende propone la activa de protección y reanimación de los conjuntos históricos y de su medio, en el marco de la planificación nacional, regional o local.
A partir de la bibliografía consultada y de la asistencia a las VII Jornadas Internacionales de Experiencias de Revitalización de Cascos Históricos (septiembre de 2015) y las III Jornadas Latinoamericanas de Patrimonio y Desarrollo (abril 2016) planteo la siguiente reflexión acerca de la importancia de la revitalización de los espacios históricos que se ubican dentro de las urbanizaciones actuales.

Como principal disparador ante las temáticas de conservación y restauración de ciudades y áreas históricas, es a qué espacios podemos definir bajo estos conceptos, cual es el patrimonio que se debe conservar.
En primer instancia para ello hay que entender a la ciudad y a las construcciones urbanas como artefactos culturales construidos por las personas que la habitan. Son el escenario de la innovación en lo establecido. Son el espacio de vitalidad, de inversión social y económica. Y dentro de ellas, los Cascos Históricos conforman el área donde se condensa su memoria.
Las ciudades son dinámicas, a lo largo de la historia crecen y cambian su economía según el contexto y por ello cabe el análisis de la conservación de determinados usos, costumbres, edificios, monumentos, etc.

El espacio urbano es un proceso, evoluciona con acciones constructivas y destructivas, que generan valor físico (territorial) y valor socio-cultural, con sus propios significantes. Todo lo que sucede en un tiempo y un espacio determinado converge en este proceso.

Los espacios urbanos históricos son espacios con alto significado institucional, patrimonial, arquitectónico, social, arqueológico y claramente histórico. Constituyen una unidad cultural y urbanística que ante el desarrollo continuo permanecen con cierto carácter singular dentro de las ciudades.
Al estar inmersos en la vorágine diaria de las ciudades modernas el deterioro trasciende los factores habituales, excediendo la contaminación, flujo de peatones, abultada cantidad de tránsito vehicular, modificaciones edilicias cercanas, cambios climáticos, el impacto de las múltiples actividades que se desarrollan en su proximidad, por lo que se ve amenazada su sustentabilidad, debiendo depender de políticas y planes de Conservación y Revitalización.

Actualmente este patrimonio esta atacado por la multiculturalidad y la pluriculturalidad, entre nuevos valores entramados en un campo de poder, al punto que el valor puede ser discutible pero el significado no.
Al ser el patrimonio urbano el desarrollo propio de una comunidad, manifiesta una memoria colectiva, constituye una historia fundamental para proyectar las metas del futuro.

Resulta fundamental para abordar la cuestión la concepción de nuevos enfoques de gestión, de replantearse el patrimonio y establecer una relación dinámica y activa con la historia que nos rodea.
El Director General del Casco Histórico de Buenos Aires, invita a pensar el patrimonio como una anomalía del capitalismo, ya que es una pieza/Espacio que no se actualizó en relación a la modernidad, y su carácter principal debe radicar en saber qué y para qué está ese patrimonio ahí, sin dejar de tener en cuenta la ampliación de derechos ciudadanos y el mantenimiento de la historia, de la identidad de los pueblos.
Teniendo en cuenta que el patrimonio arquitectónico y monumental de los espacios urbanos está constantemente habitado y transitado, es necesario volver sobre el cuestionamiento de “qué y para qué”.
El entorno urbano es percibido y valorado por las personas que lo habitan y usan, tiene un valor morfológico, antropológico, cultural, territorial, que supera la mirada meramente arquitectónica. Es decir que debemos abarcar el tema de una manera compleja, interdisciplinaria, y sobre todo estratégica.
Como dice en sus objetivos metodológicos la Carta de Washington (y sus antecedentes) es fundamental el rol que toman los actores que intervienen en el contexto inmediato de las zonas a conservar. Es la comunidad actual la que debe interpelarse ante el patrimonio, pero claro, primeramente debe reconocerlo como tal.
Es necesario que se conserve la arquitectura pero más importante aún es que se conserve el valor simbólico que genera el sentido de pertenencia, la identificación y legitimación del patrimonio en cuestión, porque solo así podrá mantenerse, mediante el compromiso y el respeto ciudadano que encuentran en él un arquetipo de su propia historia.
Por lo que podemos deducir que la cuestión de la conservación está estrechamente ligada a la educación. Inculcar valores identitarios de reconocimiento ante determinados símbolos (Edificios, barrios, ciudades) es prácticamente un legado socio-cultural que debe trabajarse desde la propia comunidad.
Aprender la historia de nuestro espacio implica también vivirla, habitar esos espacios, reconceptualizarlos, vincularse con lo histórico implica desnaturalizarlo, conocerlo y así entonces poder conservarlo desde la conciencia del relato que trasciende y atraviesa la vida de cada comunidad.
Es fundamental que el ciudadano se sienta identificado para sentirse comprometido y de esa manera convertirse en un actor activo para la conservación, restauración y la revitalización del patrimonio (tanto material como inmaterial) .
Esto debe motivarse, además de la educación, desde políticas gubernamentales, que generen espacios de participación ciudadana y, porque no, que puedan valerse de planes de gestión mixtos que incluyan el aporte económico de sectores privados, ya que el conjunto de arquitectura y monumentos históricos concentrados en un espacio conforman un recurso turístico.

Vivir, revitalizar, habitar un espacio histórico es parte de retomar la identidad, desarrollar cierta sensibilidad y reconocer el dato de historia y simbología. Por lo que tanto el ciudadano local como el turista deben tener un paso consciente, para que no deba convertirse en un espacio-museo, porque es ahí donde empieza a ser un objeto ajeno integrado a un circuito urbano, deben estar siempre incluidos en la concepción de ciudad que se habita cotidianamente.

Cuando en las III Jornadas de Desarrollo y Patrimonio se planteaban los casos de espacios urbanos históricos se lo hacía desde una “nueva” concepción del desarrollo, que implica un accionar sustentable y sostenido.
Las ciudades son el marco de todos estos patrimonios, y deben ser el hilo conductor de la historia de los centros urbanos en la edad contemporánea. Hay que tomarse el tiempo de hacer el ejercicio de redescubrir, retomar y encontrar los valores particulares de cada una.
Y estamos en un momento en que debemos encausar el rumbo de la superpoblación de los micro-centros que contienen cascos históricos. La sostenibilidad se logra con recursos sustentables, con la peatonalización y brindando las herramientas necesarias de seguridad e instrucción. Hay que analizar cuál es el punto medio de urbanización moderna por sobre el casco histórico teniendo en cuenta aristas como la abundante comunicación visual en la vía pública, el cableado, la luminaria, los vendedores ambulantes, la organización vial, la señalética, los colores de pintura de la fachada, para que pueda coexistir la identidad histórica y sus nuevas manifestaciones. Es importante que exista el diálogo entre la tradición y las nuevas formas.

La cuestión que debe vincular a la Gestión Cultural con el sector turístico necesariamente tiene que partir de bases sustentables, con transito moderado, para mantener la integridad pero a la vez pudiendo ser usado, compartido, vivido.
Trabajando sobre ejes de rescate de memoria, planificación urbana (modificación en altura de edificación y protección), educación patrimonial (en escuelas, concientización) y acciones de sensibilización (para el habitante y para el turista), acciones de comunicación para fomentar el conocimiento y la valorización, y la generación de un turismo local acorde para el mismo pueblo. Apoyado  en la legislación patrimonial, con mecanismos de financiamiento estatal y/o privado; y ocupándose desde unidades profesionales interdisciplinarias de trabajo.

Retomar la Carta de Washington es fundamental para el desarrollo urbano y turístico de una comunidad. Debe ser considerada la herramienta principal para guiar los lineamientos de planificación de las políticas culturales y acciones que interpelen a los espacios urbanos, sentando las bases de proyectos sustentables y sostenibles en el tiempo, es decir que no dependa de los gobiernos que ejerzan, y si estando en revisión según los cambios eventuales lo requieran.



domingo, 28 de agosto de 2016

INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS


Análisis de las Industrias Culturales nacionales, qué abarcan y en qué situación se encuentran según los últimos datos que facilitó el SinCA, el MICA y distintos profesionales del ámbito.



Siendo muy clara en sus palabras la socióloga Stella Puente define a las Industrias Culturales como aquellas que intervienen en la producción de bienes y servicios culturales, es decir aquellas relativas a editoriales, música y audiovisual, implicando empresas, productores o emprendedores que intervienen en la producción de los mismos.
Las Industrias Creativas en realidad complementan y amplían el concepto de Industria Cultural sumando más actores, desde los 90, incorpora a aquellos sectores que desde la creatividad y el intelecto  aportan en el desarrollo de esta economía. Se suman entonces artes escénicas, conceptos de patrimonio, arquitectura, sectores que antes estaban por fuera del ecosistema tradicional de las Industrias Culturales concebidas como tales desde su origen.
La importancia de este sector se basa en dos características fundamentales,  primero la importancia en el impacto económico y lo social, la contribución en crecimiento en el PBI, el empleo, en lo productivo, pero por sobre todo importa el impacto simbólico que tienen, son industrias que intervienen en el imaginario social desde los productos y servicio culturales que ofrecen.
El campo de las Industrias Culturales está compuesto por grandes conglomerados, grupos transnacionales,  pequeñas empresas, pero cada vez hay más emprendedores y creativos, y esto se debe a lo digital. Aumentan los productores aunque el problema luego sea la distribución, la comercialización y como llegan a la audiencia. Por lo que es fundamental regular el campo para garantizar la sostenibilidad y la diversidad.
Es muy importante garantizar porcentajes de producción local en relación a la circulación de lo global, es decir, que los contenidos sean diversos en esa construcción de la cosmovisión de cada región. Tener políticas en el sector para garantizar lo diverso en el espacio y los accesos.
Las nuevas tecnologías marcan un nuevo paradigma, tanto para el productor como para el consumidor.  Cambia la manera en que se percibe el producto, la manera en que la audiencia se acerca y consume. Y por ende cambia  el negocio, ya que se ven afectadas las  formas de intercambio y claramente de formato.
Otro factor que presenta cambios que afectan a las Industrias Creativas es sin duda es la economía general del país,
En el Informe de coyuntura económica sobre la cultura argentina que realizó el SInCA – Sistema de Información Cultural de la Argentina- sobre el desempeño de las Industrias Creativas publicado en otoño del 2016, se perciben los siguientes datos:


SECTOR AUDIOVISUAL
El sector audiovisual  está integrado por el cine, la animación, la televisión y la publicidad.
Es el sector más fuerte de la industria cultural argentina, representando el 38,5 % del PBI cultural. Los avances tecnológicos lo han obligado a adaptarse constantemente a la hora de registrar, producir, consumir y distribuir su producto.
En nuestro país, el sector audiovisual creció un 164% entre el 2004 y el 2013, principalmente por las políticas de apoyo y fomento a la producción instrumentadas por el INCAA, y por la creación de la Ley de servicios de comunicación audiovisual, lo que posibilitó un incremento de producciones televisivas locales y la creación de nuevas pantallas.
El avance de internet, sumado a las multiplataformas, redes sociales, dispositivos de reproducción, comunicación y consumo, requiere cada vez más contenidos audiovisuales. Esto genera una gran oportunidad (demanda) para las industrias culturales que nuestro país posee y exporta.

El comercio exterior de servicios audiovisuales ascendió a 400 millones de dólares en el 2014, ubicando al país como el 4to exportador mundial. El crecimiento y la calidad de los proyectos son incesantes.
 CINE
El año 2015 marcó un hito en la industria del cine en la Argentina, ya que más de 50 millones de personas asistieron a las salas, por lo que la recaudación subió  superándose los 3.000 millones de pesos (un 53,5% más que en 2014)
La cantidad de films nacionales realizados durante 2015 creció un 5,8% con respecto al año anterior. Aunque la proporción de estrenos locales y extranjeros sigue siendo muy pareja desde los últimos años.
Y a pesar del aumento en la cantidad de films nacionales el porcentaje de recaudación y espectadores se contrajo respecto del total en comparación con 2014.
Así, en 2015 las películas nacionales obtuvieron una recaudación inferior a la de 2013.

TELEVISIÓN
Entre 2009 y 2013 se verificó un fuerte crecimiento en las exportaciones de servicios culturales, principalmente  del sector audiovisuales y, entre éstos, los vinculados a la TV.
En 2014, las exportaciones del sector se ubicaron levemente por debajo de los 300 millones de dólares, y aunque cayeron con respecto a 2013, fueron más del doble que hace diez años. 
En ese mismo año también las ventas de servicios audiovisuales al resto del mundo se contrajeron un 11,1%.

PUBLICIDAD
Según la CAAM (Cámara Argentina de Agencias de Medios), en 2015 la inversión publicitaria superó los 48.000 millones de pesos, lo que significa un crecimiento anual del 17,4% con respecto al año anterior.
El 48% de la inversión del sector se destinó a televisión; el 32%, a medios gráficos y el 20% restante, a otros medios. No obstante, datos de años anteriores permiten conjeturar que la participación del sector Internet en la pauta publicitaria supera el 15% del total.
Los recursos publicitarios asignados a televisión y otros se incrementaron un 43% y los destinados a medios gráficos, un 32% (sin contar internet)

SECTOR EDITORIAL
En Argentina el 85% de población lee habitualmente en diversos formatos: diarios, libros, revistas y pantallas.
 en estos últimos años se profundizó la concentración del sector en manos de un grupo de editoriales de origen trasnacional, cuyas veinte firmas concentran la mitad del mercado local. Además, más del 90% de esta producción se realiza en el área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires.

De este modo, el sector editorial está compuesto por los grandes grupos editoriales, por un gran número de pequeñas y medianas empresas editoriales con una larga tradición en el mercado a las que se suman nuevas editoriales surgidas en los últimos años.

En cuanto a la distribución, cuenta con una importante red de librerías distribuidas en todo el país, donde también observamos una tendencia a la concentración en dos grandes cadenas de librerías que dificultan el desarrollo de proyectos independientes.

Durante 2015 la cantidad de ejemplares de libros impresos  disminuyó un 35,9% con respecto al año anterior.
Se imprimieron 82 millones de unidades, (en 2014 habían sido 129 millones).
En 2015 la cantidad de títulos editados fue de 28.966, un 3,4% más que en 2014; pero disminuyó en un 38% el promedio de ejemplares por título, que pasó de 4.603 en 2014 a 2.855 en 2015.
El promedio de circulación de diarios pagos mantuvo una tendencia descendente, se contrajo un 3,3%. Si bien los cuatro principales (Clarín, La Nación, La Voz del Interior y La Gaceta) se mantienen en las mismas posiciones y todos ellos registran una baja en el promedio de circulación neta, la brecha entre el más vendido y el segundo, Clarín y La Nación respectivamente, se reduce un poco cada año.
Con respecto a 2014, la cantidad de diarios en circulación se incrementó de 35 a 36 en 2015.
Si bien venía registrándose una muy leve suba en la cantidad de revistas gratuitas en circulación, en 2015, ésta se contrajo con respecto al año anterior, pasando de 30 a 28. En tanto, las revistas pagas también redujeron su cantidad, de 80 en 2014 a 79 en 2015.
Con respecto a 2014, el promedio de circulación de revistas gratuitas se incrementó un 13,4%, mientras que la circulación promedio de revistas pagas se contrajo apenas un 0,1%.


SECTOR MÚSICA
La industria de la música si bien genera un producto intangible implica muchos actores en su producción, el artista es el eje y su desarrollo profesional está ligado a : sellos discográficos (editores y distribuidores), representantes (managers), productores (bookers), técnicos de sonido (vivo o estudio) y múltiples servicios abocados a la música (diseño, comunicación, audiovisual, etc).

Los avances en la tecnología  hicieron posible que los músicos tengan  nuevas  herramienta de circulación y promoción y puedan trabajar desde la autogestión. La aparición de las redes sociales, páginas web y estudios de grabación de acceso más directo, e incluso las plataformas de financiamiento colectivo y los medios de comunicación, entre otras variables, han servido de soporte para el desarrollo, producción, difusión, promoción y comercialización de trabajos musicales.
El desarrollo tecnológico ha quebrado los modelos de negocio establecidos y el monopolio de un mercado que no ha sabido leer e interpretar los cambios de los últimos veinte años en esta industria. Actualmente las obras llegan al público ya no solamente en formato físico, sino también digital, en modalidades pagas o gratuitas.
Como respuesta y frente al complejo escenario de una carrera extremadamente competitiva, muchos artistas han decidido mantener una esencia propia, sin ajustarla a parámetros comerciales estrictos solamente en busca del rédito económico. El éxito, podría decirse, está basado en una búsqueda, individual o colectiva, sobre aquello que se quiere transmitir y, no por ello, dejar de lado la calidad ni las posibles ganancias.

En este rubro, la información que facilita el SinCa se relaciona con la música en vivo, y es notable el crecimiento  que se percibe en los shows de músicos internacionales.
Ante la falta de datos del/desde el sector, el SInCA se guió por lo publicado en internet, respecto de las funciones promocionadas, a partir de lo que se supo que los shows internacionales  del 2015 se incrementó un tercio más que en 2013 (sobre todo por un tipo de cambio atractivo para las productoras).
Y por otro lado los shows de argentinos en el exterior tuvieron mayor éxito, por ejemplo la artista Violetta realizó 145 shows , que la posicionaron en el puesto N°15 de recaudación a nivel internacional (con 76,8 millones de dólares).


ARTES ESCENICAS
En la Argentina este sector muestra un fuerte desarrollo,  actualmente  cuenta con aproximadamente 1100 salas distribuidas en todo el territorio, aunque observamos una marcada concentración en el área metropolitana de Buenos Aires, Mar del Plata, costa atlántica y la provincia de Córdoba.
Las artes escénicas se componen por el teatro en todos sus géneros: la danza, el teatro danza, el teatro de títeres y objetos, la performance, la comedia musical, la ópera y sus géneros. Cada una de estas disciplinas muestra particularidades regionales y locales, conformando un mapa de enorme diversidad.
Este sector enfrentan al desafío de hacerse visibles no solo como un actor protagónico en la construcción simbólica de nuestra cultura, sino como un importante sector económico generador de trabajo directo e indirecto. El arte escénico es complejo, no tiene capacidad de almacenamiento, es necesariamente en vivo y su circulación es distinta a la de los productos musicales, editoriales o audiovisuales. Las obras pasan, son efímeras, las giras tienen un tiempo de duración. En cierto sentido es un arte mucho más ligado a la producción que a la reproducción y esto marca una diferencia respecto a otras industrias culturales, sobre todo en su consumo y divulgación.
En 2015, estos teatros recibieron 4.687.774 espectadores en 13.884 funciones, lo que arroja un promedio de 338 espectadores por función. Si bien la cantidad de espectadores disminuyó en alrededor de 100.000 frente al 2014, las funciones aumentaron en casi 1.000. Esto implica una consolidación en la cantidad de espectadores anuales, ya que desde el año 2010 se posicionaron siempre por sobre los cuatro millones y medio (el pico se produjo en 2011 con 5,1 millones).
La relación entre la concentración de espectadores y la disponibilidad de salas y oferta de espectáculos se verifica  por la gran cantidad de espectadores por función registrada en las localidades del interior del país, circunstancia que da cuenta de una demanda insatisfecha.
Además, los datos permiten apreciar una asociación positiva entre la cantidad de funciones y de espectadores; es decir que toda vez que aumentaron las funciones, lo hizo también la cantidad de asistentes.

(Este análisis está basado en los datos del Complejo Teatral de Buenos Aires (Teatros Colón, General San Martín, Presidente Alvear, Regio, Sarmiento y De la Ribera) y del Teatro Nacional Cervantes, y con los datos de AADET.)



PATRIMONIO Y MUSEOS
El patrimonio de una región es sin duda su identidad, su historia, el retrato más fiel de su trayectoria y permanencia. Mantener el patrimonio, tangible (Como los edificios) y el intangible (Como  las tradiciones y costumbres) es deber del Estado y de los ciudadanos.
Respecto a las Industrias Culturales, ellas son “causa y consecuencia” podría decirse de la propia cultura del lugar, porque se crean a partir de lo que se vive en la comunidad y a la vez siguen resignificando y construyendo significados y significantes. El patrimonio es un documento histórico, vivo, que debe ser habitado en la medida que pueda usarse y protegerse.
Es así como para su mantenimiento pueden formar parte de museos, o mismo forman parte de atractivos turísticos más grandes, conformando circuitos urbanos o naturales.
Durante el 2015 los museos dependientes del Ministerio de Cultura convocaron más de 1.500.000 visitantes. Según datos proporcionados por el Ministerio de Cultura, en 2015 se otorgaron 466 licencias de exportación de obras de arte para exposición, con lo que se llegó a un máximo de la serie. Cada licencia responde a una solicitud y puede otorgarse para exportar varias obras de arte; en este caso, las 466 licencias permitieron que alrededor de 4.000 obras de arte emigraran temporalmente para participar de muestras o exposiciones, lo que representó un aumento del 30% respecto al año anterior.
En cambio, la cantidad y los montos registrados por obras de arte vendidas al exterior experimentaron un descenso en 2015. De 350 licencias de venta expedidas en 2014, se pasó a 253 en 2015, lo que, en términos monetarios, equivale $15.830.322 y $10.301.739, respectivamente

Es notable, como vemos, que el impacto de las nuevas tecnologías modifica el acceso, la difusión, a producción y la percepción de los bienes y servicios culturales, pero que este cambio resulta positivo, ya que se percibe un crecimiento en todos los sectores de las industrias creativas.

En líneas generales:
  • el cine recuperó su poder de convocatoria y creció la cantidad de films nacionales realizados;
  • se imprimieron menos libros pero más títulos que en 2014;
  • bajó la circulación neta diaria de diarios pagos;
  • creció la circulación promedio de revistas gratuitas y disminuyó la de revistas pagas;
  • el total de shows internacionales representó un tercio más que en 2013;
  • casi la mitad de la inversión publicitaria se destinó a la televisión.


El dinamismo que tomó el sector  significa un 3% del PBI total del país. Un amplio aporte, que según las cuentas del MERCADO DE INDUSTRIAS CULTURALES ARGENTINAS (MICA)  implican $100.000 millones anuales en producción y 500.000 puestos de trabajo.
Actualidad muy favorable que ojalá siga desarrollándose en el tiempo, con el énfasis en los agentes locales, pero claro que el rol fundamental lo debe ocupar el Estado fomentando y trabajando para garantizar mayores y mejores oportunidades a los productores del sector cultural local, proponiendo y estableciendo políticas que fortalezcan el intercambio regional e internacional valorando por sobre todas las particularidades la diversidad de contenidos, que contribuya a desplegar y conformar una industria con mayor alcance para que el público sea el mayor posible.
Es necesario lograr tener un mercado nacional competente hacia el exterior, diverso y basto hacia el interior, dando chance a la multiplicidad de expresiones, identidades y estéticas culturales que presenta nuestro país. Siendo el ideal que en el consumo interno prevalezca la calidad y la cantidad de producción argentina contribuyendo a reforzar los valores sociales, de unidad y respeto, y  un imaginario social de legitimidad a la industria nacional.

 Como CONCLUSIÓN puede notarse el impacto positivo en todas y cada una de las áreas de las Industrias Culturales, que se proclaman en constante crecimiento. Habrá que ver como impactan las constantes crisis ciclicas que afronta cada (aproximadamente) 10 años el país. Y en que medida la elasticidad de los bienes y servicios culturales se adecua  a los altibajos económicos.






FUENTES:
  • ·         Informe de coyuntura económica sobre la cultura argentina SInCA – Sistema de Información Cultural de la Argentina / Año 8 Nro. 15 – Otoño 2016
http://www.sinca.gob.ar/sic/estadisticas/csc/index.php

  • ·         Página del MICA
https://mica.cultura.gob.ar/


  •     Entrevista a Stella Puente por Emprende Cultura
·         http://emprendecultura.net/2014/10/stella-puente-de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-industrias-culturales/


  • ·         Nota de Télam en diálogo con Natalia Calcagno
http://www.telam.com.ar/notas/201506/108747-la-industria-cultural-alcanzo-una-produccion-record-de-70000-millones-de-pesos-equivalente-a-casi-3-del-pib.html